La presencia del lince en la Comunidad de Madrid ha sido siempre un tema controvertido. La supuesta población que habitaba la región se dio por extinguida oficialmente en 2002. Sin embargo, el hallazgo de excrementos en una zona de los ríos Alberche y Cofio reabre el debate. Con el análisis del genoma extraído de estas deposiciones, los científicos confirman la presencia de linces ibéricos en Madrid.
La presencia del lince ibérico (Lynx pardinus) en la Comunidad de Madrid se observa desde épocas históricas y sin interrupción sustancial, pero los científicos necesitan pruebas. Un estudio, realizado en el marco del Máster de Biología de la Conservación de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), ha buscado evidencias en una zona donde su presencia podría ser probable: el entorno de la Zepa (Zona de Especial Protección para las Aves) del río Alberche y Cofio.
“El trabajo se ha realizado en un contexto científico, sometido por tanto a los protocolos de veracidad y certeza comúnmente requeridos en ciencia. Se partió de los avistamientos de ejemplares de lince que nos permitieron hacer un mapa probable de presencia histórica y reciente. Se obtuvieron 48 puntos”, explica a Sinc Germán Alonso Campos, investigador del departamento de Ecología de la UCM, que ha dirigido la tesis.
El trabajo de fin de master realizado por Javier Lobón Rovira ha permitido tomar nota de huellas, señales acústicas y excrementos en un área muy delimitada y en épocas favorables: final del otoño y principio de la primavera. En total se muestreó el 10% del área estudiada, “pero es suficiente a nuestros efectos”, comenta Alonso.
El alumno recogió 20 excrementos que se analizaron en el laboratorio de genética de la universidad madrileña donde se extrajo su genoma. “No es tarea fácil en un excremento, sobre todo si ha transcurrido mucho tiempo desde su deposición”, apunta el experto.
La dificultad reside en que el genoma objetivo corresponde a las células epiteliales del intestino que acompañan a la deposición. La técnica PCR (Reacción en Cadena de la Polimerasa), de amplio uso para identificar material biológico, permite replicar segmentos de ADN de modo que puedan ser analizados, y “constituye una prueba cierta que permite su asignación a la especie”, declara a Sinc el biólogo.
Tres o cuatro ejemplares en esta área de Madrid
“No se puede afirmar con rotundidad, pero podríamos estimar al menos tres o cuatro individuos”, afirma Alonso, consciente de que habrá muchas más muestras de la presencia del lince en esta región. Sin embargo, el trabajo demuestra que este territorio es ocupado a lo largo del tiempo por linces, sin grandes episodios de ausencia.
Su presencia en esta zona es “una buena noticia” porque, para el investigador, añade valor natural al territorio. El hallazgo implica también que el lince “habrá de ser tenido en cuenta a efectos de la valoración del impacto ambiental de planes, programas, y proyectos”, recalca el experto, para quien linces y humanos pueden ocupar los mismos territorios “si hay respecto hacia estos animales y su hábitat”.
Las evidencias del lince en Madrid se suman al éxito que está obteniendo el programa de reintroducción y reforzamiento de poblaciones. De hecho, recientemente la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) ha cambiado el estatus del lince ibérico de ‘en peligro crítico’ a ‘en peligro’.