Investigadores franceses han obtenido la primera prueba directa que apoya una vieja creencia: cuando usamos una herramienta, cambia la forma en que nuestro cerebro representa el tamaño de nuestro cuerpo.
Diciéndolo de otro modo, la herramienta se convierte en una parte de lo que se conoce en psicología como esquema corporal, según el estudio que ha visto la luz en el número de junio de la revista Current Biology.
"Desde el origen de la noción de esquema corporal, la idea de su plasticidad funcional ha sido siempre dar por sentado, aunque nunca se obtuvieron pruebas directas. Hasta ahora", ha revelado Alessandro Farnè del INSERM y la Universidad Claude Bernard de Lyon. Para el investigador, "esta serie de experimentos constituye la demostración definitiva de que esta intuición, que tiene siglos de antigüedad, es verdadera."
En el nuevo estudio, Farnè, junto a Lucilla Cardinali y otros miembros de su equipo demostraron que, si uno incorpora una herramienta ya utilizada en su 'esquema corporal' sus movimientos corporales varían, en comparación con los movimientos realizados antes de utilizar la herramienta.
Y de hecho, eso es exactamente lo que encontraron. Después de utilizar una herramienta de agarre mecánica y extensible, los sujetos se comportaban como si su brazo fuera realmente más largo. Además, los participantes en este estudio percibían ser tocados en el codo y la punta del dedo medio como si éstos fueran a separarse mucho más después de utilizar la herramienta de agarre.
La gente siguió empleando el brazo después del uso de esta herramienta, pero, eso sí, gestionando las tareas de un modo diferente. Es decir, agarraban o apuntaban a los objetos correctamente, pero no movían la mano tan rápidamente y, en general, necesitaban más tiempo para completar las tareas.
Es un fenómeno que cada uno de nosotros inconscientemente experimenta todos los días, dijeron los investigadores. La razón por la que somos capaces de cepillarnos los dientes sin que necesariamente miremos nuestra la boca o nuestro brazo se debe a que el cerebro integra el cepillo de dientes en la representación de nuestro brazo.
Los resultados ayudan a explicar cómo es que los seres humanos utilizan tan bien las herramientas.
"Creemos que esta capacidad de la representación de nuestro cuerpo para adaptarse funcionalmente a incorporar las herramientas es la base fundamental de la hábil utilización de herramientas", dijo Cardinali. "Una vez que la herramienta esté integrada en el esquema corporal, puede ser controlada y maniobrada como si se tratara de una parte del cuerpo".