Avances en la observación de moléculas individuales permiten vislumbrar los factores que determinan su ordenación sobre superficies, lo que puede dar lugar a nuevas aplicaciones nanotecnológicas. Investigadores del Departamento de Química Inorgánica de la Universidad Autónoma de Madrid han estudiado las condiciones que se requieren para organizar, en forma de hilos, moléculas discretas que contienen dos átomos de platino.
Durante el siglo XX se han hecho tremendos avances en la síntesis de nuevos compuestos químicos. En la actualidad, los químicos tienen a su disposición la información necesaria para sintetizar centenares de miles de especies químicas.
Una vez obtenido un amplio conocimiento acerca de la síntesis y estructura de una vasta variedad de moléculas, en este nuevo siglo aparece un nuevo reto en el horizonte: entender cómo las moléculas interaccionan entre ellas para dar lugar a sistemas más complejos. Así nace el concepto de química supramolecular.
Los seres vivos son el más claro ejemplo de cómo la cooperación de un gran número de moléculas puede resultar en la consecución de un único proceso, véase respiración, fotosíntesis, o cualquier otra función metabólica.
Inspirados en la naturaleza, muchos investigadores tratan de utilizar la capacidad de algunas moléculas para reconocerse e interaccionar con otras, para construir estructuras diversas con funciones que van desde la construcción de sensores a la obtención de catalizadores selectivos.
En esta línea, el doctor Rubén Mas y otros miembros del grupo de investigación liderado por el doctor Félix Zamora, del grupo de nanomateriales del departamento de Química Inorgánica de la Universidad Autónoma de Madrid, investigan cómo las propiedades de reconocimiento molecular y autoensamblaje pueden ser utilizadas para diseñar nanoestructuras que puedan tener impacto en el área de la electrónica molecular: construcción de circuitos utilizando moléculas como cables o conectores.
En concreto, en un trabajo recientemente publicado en la revista Dalton Transactions de la Royal Society, y catalogado como “hot paper”, se establece que moléculas individuales de un compuesto de platino pueden organizarse en una superficie para formar hilos de pocos nanómetros de diámetro. Este proceso depende tanto de la naturaleza de la superficie en la cual se deposite una disolución del compuesto, como de la temperatura a la que se lleve a cabo tal operación.
Estos resultados pueden representar un avance significativo en la compresión de los factores que pueden facilitar la obtención de hilos conductores en circuitos electrónicos tan pequeños que sus componentes sean moléculas individuales.
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