Investigadores de la Universidad de Boston sugieren que los recuerdos de momentos cotidianos adquieren más fuerza cuando se asocian a un hecho significativo: algo sorprendente, gratificante o con carga emocional. Los resultados del estudio podrían servir para mejorar el aprendizaje y desarrollar tratamientos frente a problemas de memoria.
Los recuerdos no se conservan de la misma manera. Algunos se evocan con facilidad, llenos de detalles, casi tan vivos como el instante original. Otros resultan borrosos y los más esquivos se niegan a reaparecer. ¿Por qué el cerebro fija con tanta fuerza ciertos momentos y olvida otros?
Un nuevo estudio de la Universidad de Boston (EE UU) ofrece una posible respuesta. Sugiere que los recuerdos de momentos rutinarios adquieren más fuerza cuando se asocian a un hecho significativo: algo sorprendente, gratificante o con carga emocional. Si un día nos tocara un premio de lotería, probablemente recordaríamos qué estábamos haciendo instantes antes, aunque fueran cosas anodinas y poco memorables.
Los resultados del trabajo, publicados en Science Advances, podrían derivar en tratamientos para personas con problemas de memoria o ayudar a estudiantes a retener conceptos complejos, según los autores.
La memoria no es un simple dispositivo de grabación pasiva: nuestro cerebro decide qué importa, y los eventos emocionales pueden retroceder en el tiempo para estabilizar recuerdos frágiles
“La memoria no es un simple dispositivo de grabación pasiva: nuestro cerebro decide qué importa, y los eventos emocionales pueden retroceder en el tiempo para estabilizar recuerdos frágiles”, explica Robert M. G. Reinhart, profesor asociado de ciencias psicológicas y cerebrales en la Facultad de Artes y Ciencias de la Universidad de Boston.
“Desarrollar estrategias para reforzar recuerdos útiles o debilitar los dañinos ha sido un objetivo constante en la neurociencia cognitiva. Nuestro estudio sugiere que la relevancia emocional podría aprovecharse de manera precisa para lograr esos fines”; comenta Reinhart.
En su artículo, él y sus colegas exponen el ejemplo de una persona que recorre el Parque Nacional de Yellowstone y se topa con una manada de bisontes. El asombro de ese instante no solo fijaría en la memoria esa vivencia extraordinaria, sino también muchas pequeñas experiencias asociadas: una piedra en el camino o un animal escabulléndose entre los arbustos.
Intentamos descubrir cómo el cerebro refuerza de forma selectiva los recuerdos frágiles
“La pregunta es: ¿cuáles son los mecanismos que lo permiten?”, dice Reinhart, también profesor asociado de ingeniería biomédica y miembro del Centro de Neurociencia de Sistemas de la Universidad de Boston. “Eso intentamos descubrir: cómo el cerebro refuerza de forma selectiva esos recuerdos frágiles”.
Aunque es sabido que los momentos especiales ocupan un lugar privilegiado en nuestra memoria, los autores han estado divididos sobre dos conceptos: la mejora retroactiva y la proactiva de la memoria, que se refieren a la prioridad que reciben los recuerdos inmediatamente anteriores o posteriores a un hecho destacado. Estudios previos no coincidían en si los recuerdos más débiles se consolidaban al vincularse a otro más importante.
Reinhart afirma que este nuevo proyecto, con cerca de 650 participantes, diez estudios individuales y el uso de inteligencia artificial para analizar un conjunto más amplio de datos, es el primero que demuestra de manera concluyente que esa mejora de la memoria sí ocurre.
A diferencia de trabajos anteriores, el equipo halló que el cerebro utiliza una escala gradual para decidir qué conservar. Muchos de los experimentos consistieron en mostrar a los participantes decenas de imágenes, asociadas a distintos niveles de recompensa, para luego someterlos a una prueba sorpresa de memoria al día siguiente.
En cuanto a los recuerdos posteriores a un evento, los proactivos, la fuerza de evocación parecía depender del impacto emocional del momento destacado: cuanto más duradero era este, más probable resultaba que todo lo que vino después se recordara. Con los retroactivos no ocurría lo mismo. Estos se consolidaban con mayor probabilidad cuando compartían algún rasgo con el evento principal, como un color coincidente. Según Reinhart, es la primera validación en humanos de la “priorización gradual, un nuevo principio de cómo el cerebro consolida las experiencias cotidianas”.
“Por primera vez mostramos evidencia clara de que el cerebro rescata recuerdos débiles de manera gradual, guiado por su similitud con los eventos emocionales”, afirma Chenyang (Leo) Lin, primer autor del artículo y doctorando en el laboratorio de Reinhart. “No solo importa el momento, también la coincidencia conceptual”.
Los investigadores observaron además que, si los recuerdos secundarios tenían carga emocional propia, el efecto de refuerzo se reducía. “El cerebro parece priorizar recuerdos frágiles que de otro modo desaparecerían”, apunta Reinhart, que ha publicado numerosos trabajos de gran impacto sobre el funcionamiento de la memoria. Gran parte de su investigación incluye el uso de estimulación cerebral con técnicas no invasivas para mejorar la memoria en adultos mayores o reducir conductas obsesivo-compulsivas.
Aunque el nuevo estudio se centró en identificar un mecanismo básico de codificación de la memoria, Reinhart afirma que los hallazgos podrían servir de base para estudios clínicos y aplicaciones prácticas.
“El descubrimiento tiene amplias implicaciones tanto teóricas como prácticas”, asegura. “En educación, vincular material emocionalmente atractivo con conceptos frágiles podría mejorar la retención. En un entorno clínico, sería posible rescatar recuerdos debilitados por el envejecimiento normal. También se puede aplicar lo contrario en personas con trastornos relacionados con el trauma: tal vez no convenga rescatar un recuerdo angustiante”.
La investigación de Reinhart cuenta con financiación de los Institutos Nacionales de Salud de EE UU, la Fundación Internacional de Trastorno Obsesivo-Compulsivo, la Fundación AE Research y aportaciones filantrópicas.
Referencia:
Chenyang (Leo) Lin et al. “Salient experiences enhance mundane memories through graded prioritization”. Science Advances, 2025.