Las maderas que se emplearon en la ejecución de las cubiertas de la iglesia colegial del Divino Salvador de Sevilla y de la iglesia Catedral de la Asunción de la Virgen de Jaén proceden de pinos salgareños milenarios de la Sierra de Cazorla y de la estructura de anteriores mezquitas. Esta es la principal conclusión de un estudio en el que ha participado la Universidad de Huelva.
Una investigación en la que ha formado parte la Universidad de Huelva concluye que las maderas utilizadas para la construcción de las cubiertas de la iglesia Catedral de la Asunción de la Virgen de Jaén provienen de pinos salgareños milenarios (Pinus nigra) de la Sierra de Cazorla. También indica que las estructuras de cubierta de la iglesia colegial del Divino Salvador de Sevilla podrían haberse construido en parte con madera reutilizada de la mezquita que ocupaba su lugar en la edad media.
Marta Domínguez Delmás, investigadora principal del estudio, ha examinado las estructuras de las cubiertas de ambas iglesias y ha conseguido datar y situar el origen de los elementos de madera que la componen gracias a la dendroarqueología. Esta disciplina estudia los patrones de anillos de maderas históricas y prehistóricas para anclarlos en el tiempo y obtener información sobre la procedencia de la madera, el manejo forestal histórico y las condiciones medioambientales en que crecieron los árboles.
El estudio de las estructuras de ambos templos cristianos ha permitido confirmar que parte de la madera procede de la Sierra de Cazorla, así como de las anteriores mezquitas que ocuparon su lugar: “hemos encontrado elementos de madera que tienen marcas de apoyos de otras maderas que no corresponden a la posición actual en las cubiertas. Este aspecto evidencia la reutilización de las maderas, que probablemente procedían de las mezquitas de los siglos X y XI que existían en el mismo sitio con anterioridad”.
Estandarización del diseño ‘tipo Ikea’.
Esta investigación también revela cómo era el proceso de manufacturación de la madera en Andalucía en el periodo posmedieval y la evolución que sufrió esta industria entre los siglos XVI y XVIII.
“Una de nuestras conclusiones apunta a que entre el XVI y el XVIII se produce un cambio en el procesado de la madera, pasando de un modelo muy artesanal a una estandarización del producto ‘tipo Ikea’. Dicho cambio responde a una mejora tecnológica, ya que se emplea el uso de la sierra de forma sistemática, permitiendo que se modifiquen los diseños de las cubiertas hacia modelos que emplean el recurso maderero de una forma más eficiente”, indica la doctora Domínguez Delmás.
La investigación incide en los aspectos de la logística en este periodo y en la ‘trazabilidad’ de las piezas. Por ejemplo, las marcas y agujeros de las maderas empleadas en la iglesia del Salvador de Sevilla demuestran que se transportaron por el Guadalquivir en almadías, unas balsas formadas por trozos de madera unidas: “los troncos o las trozas se bajaban desde lo alto de las montañas en bruto, sin procesar, usando los barrancos y arroyos; luego se ensamblaban en almadías para su transporte a larga distancia por el Guadalquivir, y una vez en el lugar de destino, se procesaban a pie de obra con las dimensiones requeridas en la estructura”, confirma la doctora Domínguez Delmás.
Estructuras originales
El uso de este sistema de transporte de la madera en almadías coincide en el tiempo en distintas zonas de la península: “es probable que los almadieros trabajasen en distintas cuencas, produciéndose una transferencia de conocimientos, ya que nuestra investigación demuestra que las almadías se hacían de la misma manera en el Guadalquivir, el Ebro y el Tajo. Los troncos se ataban unos a otros con varas de sauce fijadas a algunos troncos exteriores mediante tarugos de roble”, matiza la doctora Domínguez Delmás.
La revista Journal of Archaeological Science recoge toda esta investigación. La publicación también pone de manifiesto el alto nivel patrimonial de los edificios históricos construidos en Andalucía que todavía conservan las estructuras originales de madera y la posibilidad de estudiarlos en profundidad a través de la dendroarqueología. La existencia de árboles milenarios vivos, como los salgareños en la sierra de Cazorla, ha permitido la construcción de cronologías de referencia para esa especie que facilitan la datación de maderas históricas.
La investigación se ha desarrollado gracias a la financiación aportada por la Organización Holandesa para la Investigación Científica (NWO) y con la colaboración de Universidad de Huelva, la universidad norteamericana de Cornell, la Agencia de Patrimonio Holandesa y el Centro de Arqueología Subacuática de Cataluña, entre otros.
Referencias bibliográfica:
Domínguez-Delmás M., Van Daalen S., Alejano-Monge R., Waznyd T., “Timber resources, transport and woodworking techniques in post-medieval Andalusia (Spain): Insights from dendroarchaeological research on historic roof structures”, Journal of Archaeological Science 95, 64-75.