Hasta ahora se conocían las tablas astronómicas del último periodo maya, como los códices de Dresde o Madrid escritos en corteza de árbol sobre el siglo XIV, pero ahora investigadores de la Universidad de Boston (EEUU) las han descubierto pintadas en la pared de una vivienda del periodo clásico, cinco siglos antes. El taller de un astrónomo en la megaciudad maya de Xultún, en Guatemala, guardaba el secreto.
Bajo un montículo cubierto de vegetación en la selva del Petén, en Guatemala, investigadores de EEUU han descubierto una sala pintada con pictogramas numéricos que se corresponden con los ciclos lunares y, posiblemente, con los de algunos planetas. El estudio, que publica esta semana la revista Science, ha contado con el apoyo de National Geographic.
“Hemos encontrado una tabla muy exacta de 162 lunaciones con una duración de 4.784 días (162 x 29,53 días del mes lunar = 4.783,9)”, explica a SINC el autor principal de la investigación, William Saturno, de la Universidad de Boston.
Los ciclos de los planetas Marte (780 días), Venus (584 días) y Mercurio (116 días) también podrían estar reflejados en las inscripciones “ya que sus periodos son factores de los cuatro números que hemos identificado”, apunta el científico.
Ayuda de los antiguos códices
Para realizar sus cálculos el equipo se ha ayudado de la información que facilitan códices como el de Dresde o el de Madrid, que trajeron los españoles durante el periodo de la conquista de América. Estos documentos se escribieron en corteza de árbol durante el denominado 'periodo postclásico tardío' (de 1300 a 1521 d. C.).
“Lo nuevo ahora es que hemos visto tablas astronómicas del periodo clásico (200 - 900 d. C.), y por primera vez en el mural de una casa maya, seguramente el taller de un escribano o astrónomo de aquella época”, destaca William Saturno. Los jeroglíficos se han datado del siglo IX, por lo que este calendario se convierte en el más antiguo de la mítica civilización centroamericana.
El recinto donde se ha encontrado forma parte del gran complejo arqueológico de Xultún, al norte de Guatemala. Gran parte de la sala había sido dañada por los saqueadores, pero aún así se conservaron los registros astronómicos junto a figuras humanas y a otros jeroglíficos pintados en rojo y negro.
Según los autores, uno de los objetivos de los guardianes del calendario maya fue buscar la armonía entre los eventos del cielo y sus rituales sagrados. El equipo especula que las pinturas de Xultún se pudieron utilizar con estos fines.
Y desde luego no hay signos de que el fin del calendario maya o incluso del mundo vaya a ocurrir a finales de este año, a pesar de la creencia popular. “Es ridículo, porque un calendario no tiene fecha límite”, zanja Saturno.
Referencia bibliográfica:
William A. Saturno, David Stuart, Anthony F. Aveni, Franco Rossi. “Ancient Maya Astronomical Tables from Xultun, Guatemala”. Science 336, 11 de mayo de 2012.