Secadores solares para alimentos, microturbinas hidráulicas, cocinas solares y bombas manuales de agua de bajo coste. Son algunas de las investigaciones que se llevan a cabo en el Laboratorio de Tecnologías Apropiadas (LTA) de la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M) para mejorar la vida cotidiana en los países en vías de desarrollo.
El laboratorio LTA de la Escuela Politécnica Superior de la UC3M apuesta por el compromiso social. Su objetivo es desarrollar, desde una óptica multidisciplinar, tecnologías apropiadas para países en vías de desarrollo, en áreas como el suministro de agua potable (bombeo, distribución y potabilización) o el acceso a la energía (calentamiento, cocción y secado, iluminación, generación de energía eléctrica), primando las tecnologías para entornos rurales aislados.
Los responsables del LTA, los profesores Ulpiano Ruiz Rivas y Jorge Martínez Crespo, del departamento de Ingeniería Térmica y de Fluidos y del departamento de Ingeniería Eléctrica, respectivamente, destacan que el Laboratorio “ofrece la oportunidad de formarse o trabajar en este ámbito a los distintos colectivos (estudiantes, PAS, PDI) de la comunidad universitaria”, por lo que esperan involucrar a “miembros de la comunidad que puedan trabajar, con independencia, en proyectos paralelos, como comunicaciones o sistemas informáticos”. Además, proyectan proponer a la UC3M la creación de un curso de experto en los temas en los que trabajan.
En el marco de los proyectos en países empobrecidos, las tecnologías apropiadas se definen como aquellas que en su proceso de diseño y en su implementación sobre el terreno tienen en cuenta las características de la sociedad objetivo. “La tecnología disponible responde de alguna forma a las necesidades o intereses de la sociedad para la que ha sido creada, y las diferencias entre un barrio de Madrid y una zona rural aislada en Chad son evidentes”, comentan los investigadores.
Triple finalidad
El laboratorio tiene una triple finalidad: docente, de asistencia técnica, y de investigación y desarrollo. Primero, acerca a los estudiantes a las tecnologías apropiadas de uso común en proyectos de desarrollo. Segundo, ofrece asistencia técnica y proporciona apoyo a ONGs u otros agentes. Por último, permite desarrollar proyectos de investigación centrados en problemas específicos y aplicar mejoras.
El LTA está abierto a toda la comunidad universitaria y en la actualidad están vinculados a sus actividades catorce profesores de la universidad pertenecientes a distintos departamentos. En su espacio se dirigen cerca de 20 proyectos de fin de carrera.
Estos investigadores se mueven en el ámbito de las acciones vinculadas con el compromiso social de la institución académica. “De acuerdo con el código de conducta de las universidades en materia de cooperación al desarrollo nuestra actividad es novedosa – señalan los profesores -. No existen acciones similares en la universidad española, que está caracterizada por una escasa participación en acciones de cooperación para el desarrollo en el ámbito tecnológico”, concluyen.