Tener un perro puede reforzar la empatía y la salud mental de los adolescentes

Un equipo de investigadores en Japón ha comprobado que crecer junto a perros durante la adolescencia se asocia con mejores indicadores emocionales y sociales. El estudio apunta a que estos efectos podrían estar relacionados con cambios en el microbioma, que influyen en el comportamiento y las interacciones sociales.

Niña con un perro
La foto muestra a una niña que ha vivido con su perro desde que tenía tres años. / Nozomi Hirayama

Vivir con un perro durante la adolescencia favorece la salud emocional y la sociabilidad de los jóvenes. Sin embargo, hasta ahora no estaba claro cuál era mecanismo que explicase cómo se producía esta mejora.

Un estudio, publicado en la revista iScience, liderado por varias instituciones científicas japonesas, examinó el microbioma de adolescentes propietarios de perros. De esa forma, estudiaron las asociaciones con la salud mental y el comportamiento en 345 participantes en la investigación.

Según explica a SINC Takefumi Kikusui, de la Universidad de Azabu (Japón), que lidera el estudio: “Iniciamos este experimento porque anteriormente habíamos publicado un artículo que describía un mayor bienestar mental en adolescentes con perro. Al mismo tiempo, descubrimos que la microbiota puede modificar el comportamiento social de los ratones, y también se ha observado que los dueños de perros poseen una microbiota diferente”.

Iniciamos el presente experimento porque anteriormente habíamos publicado un artículo que describía un mayor bienestar mental en adolescentes con perro

Takefumi Kikusui, de la Universidad de Azabu

“Dado que la microbiota intestinal influye en el comportamiento a través del eje intestino-cerebro, llevamos a cabo este experimento”, añade Kikusui.

Sus resultados apuntan a que los jóvenes con perro en casa muestran menos problemas en las puntuaciones psicológicas al compararlo con los que no lo tienen. Es decir, además de ofrecer compañía y seguridad, los perros pueden reducir la soledad, el estrés y la ansiedad, y fomentar la interacción social. 

Una etapa de cambios y desarrollo

La adolescencia es un período crítico en el desarrollo emocional y social, con cambios cerebrales y hormonales que influyen en la toma de decisiones, el control de impulsos y las relaciones interpersonales. “Dado que el bienestar mental disminuye durante la adolescencia, nos pareció importante investigar los efectos en ese momento”, añade Kikusui.

El equipo analizó muestras de microbioma recogidas de la boca. Tras secuenciar los microbios, los investigadores descubrieron una diversidad y riqueza de especies similares entre los dos grupos de adolescentes. 

Tener un perro a los 13 años se asocia con mejor salud mental y mayores puntuaciones conductuales

Takefumi Kikusui

Sin embargo, la composición del microbioma mostraba diferencias, lo que sugería que tener un perro alteraba la abundancia de bacterias bucales específicas. Plantearon entonces la hipótesis de que algunas de esas bacterias podrían estar relacionadas con las diferencias en las puntuaciones psicológicas.

“Tener un perro a los 13 años se asocia con mejor salud mental y mayores puntuaciones conductuales. Los adolescentes con perro mostraron menos problemas sociales que quienes no tenían uno en casa”, apuntan en el estudio.

Experimento en ratones

Para poner a prueba esta idea, los investigadores utilizaron ratones de laboratorio con microbiota de adolescentes que tenían perro, para ver si afectaba a su comportamiento social y de qué manera.

El que tener perro tenga un efecto positivo en el bienestar mental lo consideramos un factor entre muchos, no el único

Takefumi Kikusui

Los ratones con el microbioma de los jóvenes con perro pasaron más tiempo olfateando a sus compañeros de jaula. Los animales también mostraban un enfoque más social hacia un compañero de jaula atrapado, una prueba de comportamiento que se utiliza habitualmente para evaluar el comportamiento prosocial en ratones.

Los científicos probaron de esta forma que tener un perro tiene un efecto positivo en el bienestar. “Sin embargo, lo consideramos un factor entre muchos, y no el único”, subraya el científico.

Implicaciones futuras

Los resultados sugieren que un perro en la familia puede alterar el microbioma de manera que favorezca la salud mental, la empatía y la conducta prosocial. Estos beneficios podrían ser el resultado de decenas de miles de años de convivencia entre humanos y perros.

“Hemos comenzado un estudio sobre la relación microbioma–bienestar en personas mayores”, concluye Kikusui.

Hemos comenzado un estudio sobre la relación microbioma–bienestar en personas mayores

Takefumi Kikusui

Respecto a si ha considerado comparar diferentes tipos de mascotas para ver si los efectos son específicos de los perros, apunta: “Eso quedará para un próximo estudio”.

Referencia:

Miyauchi et al. “Dog ownership during adolescence alters the microbiota and improves mental health”. iScience (2025).

Fuente:
SINC
Derechos: Creative Commons.
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