Un diente de T. rex fusionado entre las vértebras de una de sus presas confirma que este enorme dinosaurio era capaz de cazar a otros dinosaurios aunque, en este caso, la víctima sobreviviera al ataque, tal y como publican hoy paleontólogos estadounidenses en la revista PNAS.
El debate sobre si el rey de los dinosaurios era un temible depredador o un simple carroñero es tan antiguo como su descubrimiento. Hoy, paleontólogos estadounidenses confirman que este enorme dinosaurio cazaba a sus presas, tal y como se publica en PNAS.
Investigadores de la Universidad de Kansas han analizado un fósil descubierto en Dakota del Sur, consistente en unas vértebras fusionadas de hadrosaurio –familia que incluye a los dinosaurios ‘pico de pato’– que envuelven un diente de T. rex.
La corona dental incrustada en la columna vertebral del hadrosaurio indica que el enorme carnívoro cazaba a sus presas vivas, aunque también pudiera tener un comportamiento carroñero, como la mayoría de los grandes depredadores actuales.
Tras analizar el fósil mediante TAC, los paleontólogos llegaron a la conclusión de que el diente pertenecía a un Tyrannosaurus rex. “Las estructuras rugosas de las vértebras coinciden con las heridas curadas en otros animales”, aseguran los investigadores. “Esto sugiere que la presa sobrevivió lo suficiente al ataque como para curarse”, una prueba contundente de que este carnívoro trató de cazar a su presa.
“La localización del diente al final de la espina dorsal del hadrosaurio coincide con la forma de atacar de depredadores modernos, como los leones, que se lanzan inicialmente sobre los cuartos traseros de la presa para inmovilizarla”, explican los paleontólogos.
Para los científicos, esto zanja el debate sobre la alimentación del famoso dinosaurio, que tendría “un profundo efecto sobre la paleoecología cretácica, debido a su enorme tamaño”.
No obstante, esto no implica que este dinosaurio no se alimentara también de carroña, como muchos otros depredadores modernos, incluidos los leones. Que la presa escapara tampoco significa que fuera un cazador poco hábil, ya que hasta los leones fallan entre el 42% y el 62% de sus ataques.
Un eterno debate
Aunque no existe ningún ejemplo actual en el que un depredador de semejante tamaño sea carroñero, muchos expertos, como Jack Horner, defendían que Tyrannosaurus rex era demasiado lento para cazar, y que su fino olfato era propio de carroñeros.
Estudios más recientes aseguran que su olfato no era tan desarrollado, que podía alcanzar los 40 km/h y que la fuerza de su mordisco era más fuerte que la de cualquier otro depredador terrestre. Todo ello, sumado al estudio publicado hoy en PNAS, muestra que T. rex era capaz de perseguir y cazar a sus presas.
Referencia bibliográfica:
Robert A. DePalma II, David A. Burnham, Larry D. Martin, Bruce M. Rothschild, and Peter L. Larson. “Physical evidence of predatory behavior in Tyrannosaurus rex”. PNAS Early Edition July 2013