Un estudio multicéntrico español llevado a cabo por 10 hospitales ha probado que un cuestionario simple, que consume menos de un minuto en su ejecución, es capaz de identificar la mejoría en la calidad de vida en pacientes con apneas de sueño de una forma similar a otros cuestionarios más complejos. Consiste en una escala analógica en la que el paciente marca su situación de bienestar desde la peor a la mejor.
Una de las pruebas más importantes en la evaluación de la mejoría con el tratamiento son aquellas que miden la calidad de vida puesto que resume el estado general del paciente. El problema radica en que la mayoría de estas pruebas son engorrosas y consumen mucho tiempo necesitando rellenar un cuestionario amplio que impide su uso en la práctica clínica y lo limita al campo de la investigación.
El estudio –coordinado por Juan Fernando Masa, investigador del CIBERES en el Hospital San Pedro de Alcántara, Cáceres– incluyó a 360 pacientes y aparte de analizar los síntomas clínicos y los estudios de sueño, se les solicitó que rellenaran los tres cuestionarios de calidad de vida que más se usan en investigación y sus resultados se compararon con el cuestionario simple y rápido descrito.
El resultado se ha publicado en el último número de la revista Sleep and Breathing. “El nuevo cuestionario para pacientes con apneas durante el sueño aplicado antes y después de su tratamiento mediante CPAP (dispositivo de presión positiva continua en vía aérea) detecta la mejoría de la calidad de vida, al menos igual que el mejor de los otros tres cuestionarios, posibilitando el uso de esta herramienta en la práctica clínica” según asegura Juan Fernando Masa.
Sobre el síndrome de apneas del sueño
El síndrome de apneas de sueño es una enfermedad frecuente que afecta al 25% de la población adulta. Consiste en colapsos repetitivos de la faringe durante el sueño que impiden el paso del aire hacia los pulmones. Como consecuencia se produce en cada evento nocturno microdespertares que fragmentan el sueño y descensos repetidos del nivel de oxigenación de la sangre. Las repercusiones de estas alteraciones son somnolencia diurna excesiva, cansancio, falta de concentración y memoria, accidentes de tráfico y laborales, hipertensión arterial y enfermedades cardio y cerebro-vasculares que disminuyen la calidad de vida y aumentan la mortalidad.
Además de una serie de medidas generales (perdida peso si procede, dormir horas suficientes y de lado, ejercicio físico, y evitar alcohol y sedantes), la CPAP (continous positive airway pressure) es el tratamiento más efectivo. Se trata de un dispositivo con una turbina que produce aire a presión que, a través de un tubo y una mascarilla sobre la nariz, evita los colapsos de la faringe y las apneas. Este tratamiento es tan efectivo que en los casos graves puede revertir rápidamente los síntomas clínicos, disminuir la hipertensión arterial, mejorar la calidad de vida y disminuir el riesgo de mortalidad cardiovascular y accidentes de tráfico.
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