Más allá del centro de nuestra Galaxia, en una región de formación de estrellas masivas a 26.000 años luz del planeta Tierra, un equipo científico ha descubierto glicolaldehído, un monosacárido de estructura simple y relacionado con el origen de la vida.
El descubrimiento, que se publica en el próximo número de la revista The Astrophysical Journal Letters, está liderado por Maite Beltrán, investigadora del Departamento de Astronomía y Meteorología de la UB, unidad asociada al Consejo Superior de Inevstigaciones Científicas, en colaboración con Claudio Codella del INAF-Istituto di Radioastronomia en Florencia (Italia), Serena Viti de la University College London (Londres, Reino Unido), Roberto Neri del Institut de Radioastronomie Millimétrique-IRAM (Grenoble, Francia), y Riccardo Cesaroni del INAF-Osservatorio Astrofisico di Arcetri (Italia).
El glicolaldehído, el más simple de todos los monosacáridos, es una molécula orgánica formada por átomos de carbono, hidrógeno y oxígeno (CH2OHCHO). Este monosacárido puede combinarse con otras moléculas y formar azúcares más complejos, como la ribosa, componente básico del ARN (ácido ribonucleico) y directamente vinculado al origen de la vida. Hasta ahora, el glicolaldehído había sido detectado únicamente en el centro galáctico, en áreas donde las condiciones de temperatura y densidad son más extremas --y por lo tanto, poco representativas-- en comparación con otras regiones de nuestra Galaxia.
Ahora, por primera vez, esta molécula se ha detectado lejos del centro de la Galaxia, en la región G31.41+0.31 que tiene un núcleo 300.000 veces más luminoso que el Sol y donde se están formando estrellas masivas. Esta región es una de las pocas que presenta formación estelar masiva donde se han detectado estructuras en rotación y colapso que apuntan al hecho que las estrellas con demasiado diez veces superior a la masa solar se debieron formar de manera similar a cómo lo hizo el Sol. La molécula fue detectada por el interferómetro IRAM Plateau de Bure situado en los Alpes franceses. Para el equipo científico, el nuevo descubrimiento ayudará a entender si la producción de esta molécula clave era un fenómeno habitual en la Galaxia.
"El hecho de haberla detectado en una región de formación estelar, y además, muy cerca de la estrella central, nos permitirá estudiar con más detalle las condiciones físicas --por ejemplo, la densidad y la temperatura-- de las zonas más internas de estas regiones", comenta Maite Beltrán, primera autora del estudio y responsable de preparar y calibrar las observaciones en este trabajo.
La investigación de moléculas prebióticas en regiones de formación estelar se encuentra todavía en una etapa muy temprana. Muchas de estas moléculas sólo se habían detectado hasta ahora en el centro de la Galaxia. Por lo tanto, la detección de glicolaldehído en esta región galáctica supone un gran avance.
"Este descubrimiento es un primer paso y abre las puertas a futuras detecciones de más moléculas que nos ayuden a entender el origen de la vida. Además, también tiene implicaciones para la química de las regiones de formación estelar, ya que permite restringir el estado evolutivo de los objetos estelares en formación", concluye Beltrán.
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