Un estudio refleja los beneficios del ejercicio en pacientes con fibromialgia

Investigadores del Instituto de Biomedicina (Ibiomed) de la Universidad de León han realizado un estudio que pone de manifiesto diversos beneficios de la práctica de programas de ejercicio físico en mujeres con fibromialgia. El trabajo de investigación consiguió demostrar que las pacientes que se sometían a un programa de ejercicio obtenían mejoras en cuando a la severidad de la enfermedad como en la fuerza isométrica.

Investigación del Ibiomed de León.
Sara Márquez Rosa, profesora de la Facultad de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte de la Universidad de León. Foto: DiCYT

También se lograron mejoras en el autoestima de las pacientes participantes. La fibromialgia es un trastorno no contagioso presente en aproximadamente entre el 3 y el 6 por ciento de las mujeres jóvenes caracterizado fundamentalmente por fatiga extrema, dolor persistente, rigidez de intensidad variable de los músculos que impide el funcionamiento rutinario a quien lo padece.

Más concretamente, según explica a DiCYT Sara Márquez, presidenta de la Federación Española de Psicología de la Actividad Física y el Deporte y coordinadora de la investigación, la fibromialgia, un trastorno musculoesquelético caracterizado por dolor muscular, fatiga y rigidez persistente, supone unos elevados costes sanitarios y requiere el disponer de opciones terapéuticas efectivas tanto por razones médicas como económicas. Por el momento no existen tratamientos totalmente efectivos, y diversos estudios han sugerido que el ejercicio físico podría ser eficaz para la mejora de la sintomatología en estos pacientes, informó Márquez. Sin embargo, es escasa la información acerca de los posibles beneficios psicológicos que la práctica de ejercicio aporta a las personas con fibromialgia.

En el trabajo desarrollado por el Ibiomed, que ha sido publicado en la revista Rheumatology International, participaron 28 mujeres diagnosticadas de fibromialgia, que se randomizaron en un grupo control y un grupo que durante 12 semanas desarrolló un programa de ejercicio físico. El protocolo suponía sesiones de trabajo de 60 minutos que incluían ejercicios aeróbicos, de fuerza y estiramientos. La severidad de la enfermedad se valoró a través del Cuestionario de Impacto de la Fibromialgia (FIQ). Como indicadores para medir los beneficios generados en los pacientes se utilizaron la autoestima y el autoconcepto, así como la calidad de vida relacionada con la salud (CVRS), concepto que hace referencia a componentes físico, psicológico y social de la salud, entendidos como áreas diferenciadas e influenciadas por las experiencias, creencias, percepciones y expectativas de las personas.

Resultados

Los datos obtenidos pusieron de manifiesto que en comparación al grupo control, en los pacientes que desarrollaron el programa de ejercicio se producían mejoras en el FIQ y en la fuerza isométrica, la resistencia muscular y la flexibilidad. Por otra parte mejoraron la autoestima y el autoconcepto, así como diversos componentes de la CVRS medida a través del cuestionario SF-36, incluyendo la función física, el rol físico, el dolor corporal, la vitalidad el rol emocional y la función social. Las mejoras en autoestima y autoconcepto correlacionaban significativamente con las puntuaciones en el FIQ y con las mejoras en la escala de salud mental y en el componente mental del SF-36, lo que confirma la relevancia de la autoestima/autoconcepto como dimensiones parcialmente independientes de la salud mental y apunta la posibilidad de que las autopercepciones puedan moderar la relación entre distrés psicológico y FIQ en pacientes con fibromialgia.

"Los datos del estudio confirman, en consecuencia, que la actividad física se relaciona con respuestas positivas tanto en la capacidad funcional como en el estado psicológico", resume Sara Márquez. Además, los resultados obtenidos enfatizan la importancia de examinar las percepciones de los pacientes fibromiálgicos en futuras aproximaciones terapéuticas de esta enfermedad. Una evaluación específica de las autopercepciones y de su ajuste puede ayudar a adquirir una visión más amplia de la situación de los pacientes y puede resultar, además, útil para la medida del impacto de los programas de ejercicio, contribuyendo a una mayor motivación hacia la práctica de actividad física.

Fuente: DICYT
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