La explosión de un camión con propileno en el camping de Los Alfaques, en Tarragona, dejó más de 200 muertos en 1978. Una década más tarde 20.000 personas fueron evacuadas cuando un carguero con productos tóxicos embarrancó en la costa de Finisterre. Y en 2003 una deflagración en una refinería de Puertollano causó nueve muertos y multitud de heridos. Son algunos de los sucesos que han marcado las mejoras en la seguridad del transporte y los procesos de la industria química en España, según un estudio de investigadores catalanes.
“En las últimas décadas ha habido una evolución importantísima en los niveles de seguridad de la industria química y petroquímica, con unos controles y una legislación cada vez más efectivos, aunque es cierto que algunos accidentes fueron los que sirvieron de revulsivo para poner en marcha las mejoras”, explica a Sinc Eulalia Planas, investigadora del Centro de Estudios del Riesgo Tecnológico (CERTEC) de la Universidad Politécnica de Cataluña.
Científicos de este centro han revisado las bases de datos mundiales sobre este tipo de sucesos para extraer aquellos que han ocurrido en España desde el siglo XX –casi todos a partir de los años 70– hasta la actualidad. Han sido unos 90, según los resultados que publica el Journal of Loss Prevention in the Process Industries. En el 29% de los accidentes no hubo víctimas, en el 63% se produjeron hasta diez muertes, en el 6% entre diez y cien, y solo en el 2% más de 100 fallecidos.
El más grave fue el desastre de Los Alfaques, en el municipio de Alcanar (Tarragona), en el que perecieron 217 personas y cerca de un centenar sufrieron graves quemaduras. Ocurrió en julio de 1978, cuando explotó un camión cargado de propileno licuado y se liberó su contenido. Se formó una nube inflamable, que poco después se incendió, arrasando un camping lleno de turistas. “Este accidente marcó un antes y un después en las mejoras de seguridad en el transporte de sustancias químicas por carretera”, señala Planas.
Otro de los casos más estudiados en Cataluña también sucedió en una localidad tarraconense: Tivissa. En junio de 2002 un camión cisterna con gas natural perdió el control por exceso de velocidad y se incendió. Minutos más tarde explotó en una gran bola de fuego, que mató al conductor, dejando dos heridos graves y más de una decena de menor gravedad.
El accidente de Tivissa en uno de los más estudiados en Cataluña. / CERTEC
Esta tipología de accidente se repitió en Lorca (Murcia) en octubre de 2011, cuando otro camión similar y con el mismo material chocó contra uno parado en el arcén de la autopista, causando un incendio, una explosión y la muerte de su conductor. Las medidas de emergencia adoptadas en esa ocasión evitaron más víctimas, aunque solo siete días más tarde ocurrió un suceso similar en Torroja (Valencia).
Según el estudio, el 44% de los accidentes relacionados con la industria química ocurren durante el transporte de los productos, bien por accidentes de tráfico o, en el mar, por choques de barcos entre sí o con la costa.
Uno de los incidentes que movilizaron a más gente fue el embarrancamiento en diciembre de 1987 del carguero panameño Casón en las costas de Finisterre (La Coruña). Además del fallecimiento de 23 tripulantes chinos, otras 20.000 personas tuvieron que ser evacuadas ante el riego de una nube tóxica, ya que el barco transportaba más de mil toneladas de productos nocivos e inflamables. El evento se retransmitió en directo por televisión, como ocurrió más tarde con el naufragio del petrolero Mar Egeo (1992) o el vertido de petróleo del Prestige (2002) también en costas gallegas.
El segundo origen de este tipo de accidentes ocurre en las áreas de procesado de las factorías (19% de los casos), donde suelen comenzar con algún fallo en las bombas o compresores, que acaba incendiando a otros equipos. Una tercera fuente son los tanques de almacenamiento (15%), y el resto, debidos a operaciones de transferencia, manipulación o depósito de los compuestos.
Un ejemplo de explosión en una industria es el que ocurrió en 2003 en la refinería de Repsol en Puertollano (Ciudad Real). El origen fue un fallo eléctrico que favoreció la liberación de gases, como el butano. Estos produjeron una deflagración en una unidad próxima a siete tanques cargados con gasolina. Murieron nueve trabajadores y varios resultaron heridos.
Accidente en la refinería de Puertollano en 2003. / Efe
Según Planas, este suceso significó “un cambio en los análisis de peligrosidad de los procesos e impulsó de forma generalizada los estudios de peligro y operación (HAZOP, por sus siglas en inglés) dentro la industria”. En los últimos años las compañías españolas también han implementado diseños más seguros en sus instalaciones –por ejemplo, con esferas protectoras y cubiertas de hormigón que evitan las bolas de fuego–, así como mejores sistemas de operación y gestión de los procesos.
La investigadora destaca que, en general, los accidentes han servido para activar la investigación en seguridad dentro de este ámbito, donde el CERTEC –fundado en 1992 por el profesor Joaquim Casal– y la Universidad de Zaragoza actuaron como pioneros; además de motivar nueva legislación. De hecho un suceso que ocurrió en los años 70 en una planta química de Seveso (Italia) ha dado nombre a la directiva de la UE relativa al control de los riesgos por accidentes graves en los que estén implicadas las sustancias peligrosas.
Esta normativa obliga a los países europeos a identificar sus instalaciones industriales con riesgos –en España hay unas 600–, así como a adoptar las medidas de prevención oportunas. La directiva Seveso se actualizó en 2012 para reforzar la participación ciudadana e introducir normas más estrictas en las inspecciones. La aplicación de esta última versión será obligatoria a partir de 2015.
Referencia bibliográfica:
E. Planas, J. Arnaldos, R.M. Darbra, M. Muñoz, E. Pastor, J.A. Vílchez. “Historical evolution of process safety and major-accident hazards prevention in Spain. Contribution of the pioneer Joaquim Casal”. Journal of Loss Prevention in the Process Industries 28: 109-117, 2014.
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