Un fósil hallado en Reino Unido revela cómo eran los ancestros de los lagartos

Un equipo de la Universidad de Bristol ha descrito un cráneo de 242 millones de años que arroja nuevas pistas sobre los orígenes de los lepidosaurios, el grupo del que descienden lagartos, serpientes y el tuátara de Nueva Zelanda. El hallazgo, publicado en Nature, revela rasgos inesperados que obligan a replantear la evolución de estos reptiles.

Reconstrucción artística del lagarto
Reconstrucción artística del lagarto. / Bob Nicholls

Un diminuto fósil con apariencia de lagarto, hallado en Devon, Reino Unido, y que data de aproximadamente 244 a 241,5 millones de años, podría ser el miembro más antiguo conocido del grupo de reptiles llamados lepidosaurios. Este hallazgo contribuye a esclarecer un debate sobre la evolución de los reptiles y arroja nueva luz sobre los orígenes de este amplio y diverso grupo de animales.

Hoy, los lepidosaurios son el grupo de vertebrados terrestres más exitoso: más de 12 000 especies, más que aves y mamíferos juntos. Se pensaba que sus ancestros tenían ya caracteres típicos de lagartos, como un cráneo flexible, dientes en el paladar y la barra inferior abierta —una estructura ósea relacionada con la mandíbula—.

Estas características, presentes también en lagartos y serpientes actuales, les permiten manipular presas grandes abriendo ampliamente la boca (gracias a la bisagra del cráneo) y atrapar pequeños animales que se retuercen con dichos dientes.

El nuevo fósil no muestra casi nada de lo que esperábamos. No tiene dientes en el paladar ni señales de ninguna bisagra

Daniel Marke, que dirigió el proyecto

“El nuevo fósil no muestra casi nada de lo que esperábamos. No tiene dientes en el paladar ni señales de ninguna bisagra. Sí presenta, en cambio, la barra temporal abierta. Y no solo eso: también posee unos dientes espectacularmente grandes en comparación con sus parientes más cercanos”, dice Daniel Marke, que dirigió el proyecto como parte de sus estudios de máster en Paleobiología en Bristol.

El estudio ha sido posible gracias a técnicas avanzadas de escaneo. “En los estudios paleontológicos modernos solemos escanear los fósiles con rayos X”, añade David I. Whiteside, codirector del proyecto. “Pero la resolución y la calidad excepcionales de los escaneos con fuentes de rayos X de sincrotrón nos muestran todos los detalles y evitan cualquier riesgo de daño”.

Asimismo, la historia del fósil comienza con un hallazgo inesperado. “Cuando encontré el espécimen en 2015 en la playa de Devon, no tenía idea de qué era porque había muy poco expuesto”, recuerda el paleontólogo aficionado Robert Coram. “Ha sido genial ver un fósil tan asombroso que proviene de un yacimiento que ha estado proporcionando vestigios durante 150 años”.

Modelo tridimensional del cráneo de A. helsbypetrae, reconstruido mediante tomografía sincrotrón. / Dan Marke

Modelo tridimensional del cráneo de A. helsbypetrae, reconstruido mediante tomografía sincrotrón. / Dan Marke

Sincrotrón para ver lo invisible

Los investigadores usaron dos de las instalaciones más potentes de Europa: la Instalación Europea de Radiación Sincrotrón (Francia) y la instalación británica Diamond Light Source. Gracias a estas imágenes, pudieron reconstruir un cráneo de apenas 1,5 centímetros.

Cuando miras el fósil, todo el esqueleto cabe en la palma de tu mano. La nueva bestia tiene dientes de forma triangular grandes que usó para perforar y cortar las cutículas duras de sus presas

Michael Benton, coautor del estudio

“Cuando miras el fósil, todo el esqueleto cabe en la palma de tu mano”, describe Michael Benton, coautor del estudio. “Pero después de los escaneos y el arduo trabajo de nuestros estudiantes limpiando los datos, podemos ver los detalles más sorprendentes. La nueva bestia tiene dientes de forma triangular relativamente grandes y probablemente los usó para perforar y cortar las cutículas duras de sus presas, más o menos como lo hace el tuátara hoy en día”.

El nuevo animal ha sido bautizado como Agriodontosaurus helsbypetrae. “No se parece a nada descubierto hasta ahora y nos ha hecho pensar de nuevo en la evolución del lagarto, la serpiente y el tuátara”, subraya Marke. “Tuvimos que darle un nombre para distinguirlo de todo lo demás, y elegimos Agriodontosaurus helsbypetrae, que significa ‘lagarto dentado feroz de la roca Helsby’ por la Formación de Arenisca Helsby en la que fue descubierto”.

El fósil, de hace 242 millones de años, en el Triásico Medio, ayuda a reconstruir la historia temprana de los lepidosaurios

El fósil, de hace 242 millones de años, en el Triásico Medio, ayuda a reconstruir la historia temprana de los lepidosaurios, que aparecieron justo antes de los dinosaurios y sobrevivieron gracias a sus adaptaciones para cazar insectos y pequeñas presas.

“Este espécimen no solo proporciona información importante sobre el cráneo ancestral de todos los lepidosaurios, sino que también se basa en el creciente conocimiento de que el tuátara, aunque a menudo se le llama un ‘fósil viviente’, pertenece a un orden alguna vez diverso de reptiles antiguos con una rica historia evolutiva”, concluye Marke.

Referencia:

Daniel Marke et al. “The oldest known lepidosaur and origins of lepidosaur feeding adaptations”. Nature.

Fuente:
SINC
Derechos: Creative Commons.
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