Obtener, de forma natural, productos del ganado ovino churro como la leche y lechazos, con mayores niveles de ácidos grasos poliinsaturados, que han sido identificados como beneficiosos para la salud humana, es el objetivo del proyecto en el que llevan trabajando desde 2007 un grupo de investigadores del Área de Producción Animal de la Escuela Técnica Superior de Ingenierías Agrarias de Palencia, de la Universidad de Valladolid.
Desde que dio comienzo el proyecto, el grupo de investigadores ha llevado a cabo dos pruebas con 48 ovejas churras y sus correspondientes crías, en total 80. El experimento ha consistido en añadir productos ricos en ácidos grasos Omega 3 y Omega 6 o en ácido linoleico conjugado (CLA) al alimento de las ovejas, que previamente fueron inseminadas y separadas en cuatro lotes.
La novedad del proyecto es que “no enriquecemos con ácidos Omega 3 ó 6 la leche, como lo hacen las industrias lácteas, sino que se pretende enriquecer la propia leche de la oveja a través de su alimentación”, explica Teresa Manso, coordinadora de la investigación. “Pretendemos que las ovejas produzcan una leche más rica en ácidos grasos Omega 3 y Omega 6 o en CLA, un ácido graso con muchas propiedades anticancerígenas, y muy beneficioso para la reducción del colesterol y los triglicéridos”, añade.
Las tendencias del mercado hacia productos adaptados a las nuevas recomendaciones dietéticas relacionadas con la salud humana hacen que en el futuro se puedan valorar otros aspectos como las características de los ácidos grasos presentes en la leche y en los lechazos, por ello “creemos que el desarrollo de este proyecto podría tener grandes beneficios para el mercado y el consumidor”, puntualiza Manso.
Si la madre produce a través de la alimentación una leche rica en este tipo de grasas, “lógicamente los corderos lactantes serán más beneficiosos también para el consumidor y es que las grasas que ingieren los corderos lactantes no son modificadas de forma previa a la absorción como ocurre en rumiantes adultos”, puntualiza Manso, quien recuerda que la única alimentación que reciben los lechazos es la leche de la madre.
Si se obtiene una mejor carne en los lechazos y a esto se le une que la carne del lechazo churro ya tiene una buena calidad con la marca de Indicación Geográfica Protegida (IGP), se está consiguiendo que el lechazo sea más saludable. Además, la leche de la oveja churra se usa también para la elaboración de quesos con Denominación de Origen.
Calidad y conservación
Hay que tener en cuenta que el aumento de ácidos grasos poliinsaturados en la carne de lechazo “puede ir unido a un incremento en los procesos oxidativos de las grasas, pudiendo afectar a la conservación y alterar la calidad de la carne que, en gran parte, esta relacionada con la composición en ácidos grasos” y por eso “durante el desarrollo de este proyecto se están llevando a cabo estudios que evalúen los cambios habidos en la composición de la carne podrían afectar a su vida útil”.
Ahora los primeros resultados obtenidos de la primera prueba del pasado año se presentarán en el 60º Encuentro Internacional de la Asociación Europea para la Producción Animal, en el XIII Seminario de la Subred FAO-CIHEAM sobre nutrición de ganado ovino y caprino y en las XIII Jornadas sobre Producción Animal. Los resultados de la segunda prueba “aún no han sido analizados, por lo que tendremos que esperar a presentarles”, explica la coordinadora.
Estos trabajos se están realizando en la granja colaboradora de ganado ovino selecto de raza churra situada en Palencia y perteneciente a la Diputación de Palencia con la cual la Universidad de Valladolid ha establecido un convenio que recientemente ha sido renovado. El proyecto ha sido financiado por el Instituto Tecnológico Agrario (Itacyl) y la Consejería de Educación de la Junta de Castilla y León y cuenta con la colaboración de investigadores de la Estación Tecnológica de la Carne del Itacyl (Salamanca) y el Instituto de Ganadería de Montaña (CSIC– Universidad de León).