¿Una inmundidad contra el ébola?

Un porcentaje muy elevado de la población gabonesa podría estar inmunizada contra el virus del ébola: el 15,3% poseen anticuerpos, sin haber tenido fiebre hemorrágica u otros síntomas específicos de la enfermedad (diarreas severas, vómitos…). Investigadores del Institut de Recherche pour le Développement (IRD, por sus siglas en francés) acaban de descubrir un gran número de portadores sanos entre la población gabonesa, inclusive en zonas en donde nunca se ha declarado ninguna epidemia. Los científicos suponen que estas personas estuvieron en el pasado en contacto con el virus, a través de las frutas contaminadas con la saliva de murciélagos.

¿Una inmundidad contra el ébola?
Recolección de muestras sanguíneas en los animales, tales como los chimpancés, susceptibles de transmitir el virus Ébola al hombre. Foto: IRD/Pierre Becquart.

Las epidemias de fiebre Ébola prevalecen en África central desde hace más de 30 años. Hoy los investigadores saben que los quirópteros, de quienes se sorpecha son los reservorios naturales del virus, pueden contaminar directamente al hombre*. Pero los mecanismos exactos de la contaminación humana siguen siendo dudosos. Este estudio aporta una nueva luz sobre la circulación del Ébola en la naturaleza y sobre su peligrosidad para el hombre, que podría resultar menor que lo previsto.

Desde el primer caso repertoriado en 1976, la fiebre del Ébola fulmina episódicamente a los humanos y a monos de gran tamaño en Gabón, en la República del Congo y en la República democrática del Congo, en Sudán y Uganda. Ya se conoce tanto el reservorio natural del virus (los murciélagos) como la fuente de la mayoría de las epidemias. ¿Pero cómo se contamina al hombre exactamente? ¿Por qué una epidemia se declara o no? Hecho sorprendente, los investigadores del IRD y sus contrapartes¹ acaban de descubrir que una parte muy importante de la población gabonesa se inmuniza contra la enfermedad: 15,3% poseen anticuerpos contra el Ébola, incluso en zonas donde ninguna epidemia se ha registrado. Estos resultados significan que dichas personas han sido expuestas al virus pero que nunca presentaron las señales clínicas de la infección.

En busca de los anticuerpos

Con el fin de comprender mejor cómo el Ébola circula y se transmite al hombre, los investigadores llevaron un extenso estudio serológico, el más importante realizado hasta la fecha sobre este virus. Durante tres años, un equipo multidisciplinario (médicos, especialistas en epidemiología, virologistas, veterinarios y técnicos de laboratorio) observaron minuciosamente a la población rural en todo lo largo del Gabón, un país caracterizado por zonas epidémicas y otras que no fueron afectadas por la fiebre. Más de 4.000 muestras de sangre fueron analizadas para detectar la presencia de los anticuerpos contra el Ébola. Con un promedio de un 15,3%, el más alto valor encontrado hasta la fecha para esta enfermedad, el tipo de prevalencia3 varía significativamente de una región a la otra. Las zonas de sabana y llanos indican porcentajes intermedios, respectivamente de 10,5 y 12,4%. En las regiones lacustres, sólo un 2,7% de los habitantes poseen los anticuerpos, mientras que en las zonas forestales el porcentaje alcanza un 19,4%, y hasta un 33,8% en algunos pueblos.

Los investigadores exploraron posteriormente, el estatuto inmunitario de las personas portadoras de anticuerpos, una primicia para esta enfermedad. En primer lugar, el equipo de investigación puso de manifiesto que los anticuerpos reaccionaban específicamente contra uno o más proteínas del virus. Efectivamente, estos individuos desarrollaron pues anticuerpos específicos contra el Ébola. A continuación, las pruebas "in vitro" demostraron un aumento significativo de los linfocitos T8 (glóbulos blancos que destruyen las células infectadas) que producían la citocina IFN-g, una molécula del sistema inmunitario. Esta memoria inmunitaria específica al virus del Ébola es similar a la generada por vacunas que se mostraron eficaces contra el Ébola en los animales en anteriores estudios. Esta semejanza desafía a los investigadores: ¿estas personas se protegen naturalmente contra una nueva infección?

Los elevados porcentajes de inmunidad son la prueba biológica del contacto de las poblaciones con el virus del Ébola. En efecto, para poseer los anticuerpos, estos portadores sanos debieron exponerse en el pasado al virus. Ahora bien, éstos declaran nunca haber sufrido la enfermedad o viven en una zona no epidémica. Aunque no siempre asociado a hemorragias, el Ébola implica fuertes fiebres, diarreas severas y vómitos, con una tasa de mortalidad del 90%. Es poco probable que tales síntomas hayan pasado inadvertidos. Los investigadores deducen pues que estas personas han desarrollado probablemente sólo una forma ligera de la enfermedad o un tipo sin síntomas.

¿Los portadores sanos contaminados por los murciélagos?

Con la tasa de mortalidad muy elevada del Ébola, la fuerte prevalencia observada excluye la hipótesis que los portadores sanos sean sobrevivientes de las últimas epidemias. Considerando que ninguna forma clínica grave se declaró, (mediante la sangre, los vómitos y las diarreas que contienen el virus) debe también descartarse una transmisión de hombre a hombre. Ningún factor de riesgo pudo identificarse (sexo, edad, caza, contacto con los animales salvajes…), lo que significa que la fuente de exposición es común y está situada a proximidad o en los pueblos. Se reconocen solamente tres especies animales como infectadas naturalmente por el Ébola: los chimpancés, los gorilas y los murciélagos. Los monos de gran tamaño que viven en los confines del bosque, con raros contactos físicos con los humanos, no se implican probablemente en tales porcentajes de prevalencia. En cambio, los quirópteros son especialmente abundantes en las regiones forestales de Gabón, donde los porcentajes de inmunidad son precisamente los más altos. Además, los murciélagos se encaraman en gran número en los árboles y consumen sus frutas, en particular en los pueblos y/o en sus alrededores. Los habitantes pues pudieron estar en contacto con el virus recogiendo y comiendo frutas contaminadas por la saliva de estos animales.

Cómo y porqué personas que nunca han presentado señales clínicas de la infección o que viven en zonas que no han sido afectadas por la enfermedad, han podido desarrollar una inmunidad contra el Ébola que sigue siendo dudosa. Pero estos trabajos permiten comprender mejor la epidemiología del virus, los modos de contaminación humana y el nacimiento de las epidemias, con el fin de prevenir mejor estas últimas.

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Fuente: Institut de Recherche pour le Développement
Derechos: Creative Commons
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