Una nueva metodología permite observar bacterias en el interior de microalgas marinas

Un grupo de investigación del Departamento de Biología Molecular de la Universidad Autónoma de Madrid ha desarrollado un método para detectar bacterias en el interior de microalgas marinas productoras de toxinas que afectan al ser humano.

Una nueva metodología permite observar bacterias en el interior de microalgas marinas
En la figura podemos observar dinoflagelados, en rojo su núcleo y en azul la teca que los rodea. Dentro de éstos, en verde, encontramos las bacterias.

Algunas bacterias viven asociadas a organismos superiores, proporcionándoles una mejor adaptación al medio en el que se encuentran. Sin embargo en muchas ocasiones es difícil observarlas y hay que poner a punto métodos que nos permitan detectarlas con claridad.

Las microalgas planctónicas se encuentran en todos los océanos del mundo y constituyen el alimento de un gran número de organismos marinos como los bivalvos filtradores (ostras, mejillones, etc.), crustáceos, peces y mamíferos marinos. Algunas de ellas son productoras de potentes toxinas que pueden ser acumuladas por los moluscos filtradores produciendo diferentes síndromes tóxicos en el ser humano o animal que los ingiera, pudiendo revestir distintos grados de gravedad variando desde una leve gastroenteritis a daños neurológicos severos e incluso la muerte.

De entre estos síndromes tóxicos, los principales son los denominados, según su nombre en inglés, con las siglas PSP (envenenamiento paralizante), DSP (envenenamiento diarreico), ASP (envenenamiento amnésico) y NSP (envenenamiento neurotóxico).

El contenido de toxinas de estos organismos depende de factores muy diversos, uno de los cuales parece ser la influencia de ciertas bacterias que los acompañan. Aunque no se conoce bien como estas bacterias pueden producir su efecto, algunas parecen facilitar el crecimiento de las microalgas tóxicas y algunas otras podrían estar produciendo ellas mismas las toxinas.

La microalga estudiada por el grupo de Irma Marín, investigadora del Departamento de Biología Molecular de la Universidad Autónoma de Madrid, denominada Alexandrium minutum, pertenece al phylum de los dinoflagelados y es uno de los agentes reconocidos como productores de PSP. La proliferación de esta microalga es una de las causa principales de que durante algunas épocas del año se tengan que cerrar las explotaciones de moluscos, impidiéndose así la comercialización de marisco que pudiera ser toxico.

Este género de organismos pertenece a los denominados tecados, ya que están rodeados de una cubierta de celulosa que los hace sumamente resistentes. Precisamente este caparazón ha sido uno de los responsables de que hasta ahora, fuera difícil determinar, con claridad, la presencia de bacterias en su interior.

El articulo que el grupo de la Dra. Marín ha publicado recientemente en la revista Applied and Environmental Microbiology (Applied and Environmental Microbiology, April 2008, p. 2244-2247, Vol. 74, No. 7) describe una metodología que ha permitido determinar de forma incontrovertible, que este dinoflagelado tecado tiene bacterias en su interior. Esto se ha conseguido desarrollando condiciones de permeabilización celular que han permitido realizar experimentos en los que moléculas de ADN marcadas con un compuesto fluorescente y especificas de bacterias puedan introducirse en las microalgas y unirse a las regiones de ADN homólogas presentes en las bacterias que se encuentran en el interior celular. La señal emitida por el compuesto fluorescente puede ser visualizada mediante microscopia confocal que permite obtener imágenes tridimensionales y la localización precisa de los microorganismos dentro del dinoflagelado. Hasta ahora se consideraba que los dinoflagelados tecados, al contrario que los no tecados, no poseían bacterias en su interior y nuestro trabajo ha venido a demostrar que tanto no tecados, más accesibles a la entrada de las bacterias al interior celular, como los tecados con una envoltura que podría dificultar la entrada de bacterias, poseen microorganismos en su interior.

Se abre así un camino para profundizar en el estudio de la relación entre las bacterias y sus dinoflagelados hospedadores y como la toxicidad y capacidad de crecimiento de estos últimos se pueda ver afectada por otros organismos más simples como las bacterias.

Fuente: Universidad Autónoma de Madrid
Derechos: Creative Commons
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