Entre mayo de 2008 y febrero de 2009, murieron cinco pingüinos del Zoo-Aquarium de Madrid. Al realizar la necropsia a los animales y un análisis micológico, los investigadores de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), del Centro de Vigilancia Sanitaria Veterinaria (VISAVET) y del Zoo-Aquarium descubrieron diferentes lesiones características de una infección por aspergilosis y realizaron un análisis más profundo y completo del hongo Aspergillus fumigatus.
“Nuestro objetivo era comprobar si realmente todos esos hongos que parecían idénticos fenotípicamente, lo eran también genotípicamente”, explica a SINC José Luis Blanco, coautor del estudio e investigador en el departamento de Sanidad Animal de la UCM.
Los resultados del estudio de un brote en pingüinos en cautividad demuestran la existencia de diferentes cepas que conviven en el interior de un hospedador afectado de aspergilosis.
“Esto tiene una gran importancia, porque si trabajamos en el laboratorio solo con una cepa, podría no ser la responsable del proceso, lo que nos llevaría no solo a un error epidemiológico en cuanto al diagnóstico, sino a un error en el tratamiento de los animales afectados porque podríamos hacer un test de susceptibilidad antifúngica con una cepa que no fuera la responsable del proceso, y por tanto, elegir un compuesto erróneo en el tratamiento”, asegura Blanco.
Según el investigador, esta posibilidad se demostró hace años en infecciones por Escherichia coli, y más tarde en otras enfermedades bacterianas como la tuberculosis. En el caso de Aspergillus fumigatus, esta nueva información permitirá mejorar la comprensión de los aspectos básicos de la epidemiología de las infecciones de Aspergillus y el tratamiento de los animales afectados.
En el estudio, que se ha publicado en Veterinary Microbiology, los investigadores recogieron diferentes cepas crecidas a partir de un mismo animal (en ocasiones incluso de un mismo órgano) para comprobar si eran genotípicamente idénticas, a partir de metodologías de tipado por microsatélites, además de caracteres de patogenicidad (actividad elastasa) y tipo sexual (“mating type”).
Consejo para laboratorios
“A partir de nuestro trabajo, los distintos laboratorios del mundo saben que deben estudiar diferentes cepas cuando se aíslen de un caso de aspergilosis, y no fiarse únicamente del aspecto fenotípico que presenten”, manifiesta el experto.
Las aspergilosis son enfermedades producidas por hongos del género Aspergillus, que crecen en hojas muertas, granos almacenados, pilas de estiércol o abono u otra vegetación en descomposición. Destaca sobre todo la especie Aspergillus fumigatus.
“Se trata de un hongo capaz de vivir sin problemas en la naturaleza, pero que en determinadas circunstancias pasa a un hospedador provocando incluso su muerte”, destaca el investigador.
En la especie humana, tiene una incidencia casi exclusiva en individuos inmunodeprimidos, y sobre todo en personas sometidas a terapias inmunosupresoras previas a la realización de trasplantes.
En el caso de los animales no se ha delimitado la necesidad de esta inmunosupresión para poder desarrollar la enfermedad. “De todas las especies animales, las más susceptibles son las aves, domésticas y salvajes (las que se crían en cautividad o en centros de recuperación)”, señala Blanco. En España viven aproximadamente 350 pingüinos en cautividad de nueve especies diferentes.
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Referencia bibliográfica:
Álvarez-Pérez, S; Mateos, Ana; Domínguez, Lucas; Martínez-Nevado, Eva; Blanco, José L.; García, Marta E. “Polyclonal Aspergillus fumigatus infection in captive penguins” Veterinary Microbiology 144(3-4): 444-449, 26 agosto de 2010 doi:10.1016/j.vetmic.2010.02.026
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