¿Dónde viven los árboles más viejos de la península ibérica? ¿Cuáles soportan las temperaturas más bajas? ¿Y cuantas orquídeas hay en España? Las respuestas se encuentran en los sitios web Árboles Ibéricos y Orquídeas Ibéricas creados por profesores de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) y la Universidad Autónoma de Madrid (UAM). La información facilitada ofrece detalles de las especies, descripciones de los distintos grupos y datos sobre distribución geográfica, hábitats y otras curiosidades.
El territorio de la península ibérica y las islas Baleares alberga una de las mayores diversidades florísticas de Europa. No obstante, pocas personas conocen que en él prosperan grupos vegetales que asociaríamos a zonas tropicales antes que a un ambiente mediterráneo. Es el caso de las orquídeas, plantas de alto interés ornamental cuyo origen se identifica en muchas ocasiones con zonas exóticas o cultivos artificiales.
Y si hablamos de árboles, a pesar de que la diversidad vegetal de la Península es equiparable a la de otros países del continente, el nuestro tiene un buen número de especies que da lugar a formaciones boscosas de gran interés.Una manera de conocer esta heterogeneidad ambiental es recorrer las páginas web Orquídeas Ibéricas y Árboles Ibéricos.
Sus creadores, los profesores de la Escuela Universitaria de Ingeniería Forestal de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) Pablo Galán Cela y Juan Ignacio García Viñas, junto al doctor Roberto Gamarra de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), han recopilado en ellas toda la información disponible sobre los especímenes que habitan en la España peninsular, Portugal y las islas Baleares.
Ambas páginas ofrecen una guía detallada de los géneros ibéricos y sus especies, describen las características generales de los grupos y aportan datos sobre distribución geográfica, hábitats y otras curiosidades. Y si queremos saber más de ellos, proporcionan un listado con la bibliografía existente. Accediendo a estos catálogos virtuales, se puede identificar cada especie gracias a las más de 800 fotografías que incluye cada página.
La web de nuestros árboles
¿Dónde viven los árboles más longevos de la Península? ¿Qué hojas tienen el récord de duración en el árbol? ¿Cuáles son las especies que soportan las temperaturas más bajas o una mayor aridez? Las respuestas las descubrimos en estas páginas. Pinos salgareños de la Sierra del Segura (Jaén), con cerca de mil de vida, forman el conjunto de árboles más longevos de nuestro país. Las hojas del pinsapo, que pueden perdurar en la rama más de 10 años, tienen el récord de duración. Juniperus thurifera (sabina) y Pinus uncinata (pino negro) son las especies que soportan las temperaturas más bajas, hasta -25°C, mientras que Pinus halepensis (pino carrasco) y Tetraclinis articulata (ciprés de Cartagena) son las que soportan mayor aridez.
La web Árboles Ibéricos refleja todas las especies arbóreas autóctonas de la Península Ibérica y las Islas Baleares, además de las exóticas utilizadas en plantaciones en el medio natural, para producción de madera, como ornamentales o como protectoras de ecosistemas. Recoge hasta 139 especies, con su denominación científica, según las normas de la nomenclatura botánica, y con los nombres como vulgarmente se conocen en nuestra geografía.
En cada caso, se indican los caracteres morfológicos necesarios para el reconocimiento de la especie, en base a caracteres vegetativos como corteza, tronco, tallo, yemas y hojas, y a los reproductores, como inflorescencias, flores, frutos y semillas, con numerosas claves de identificación.
Se incluyen datos sobre la distribución geográfica, tanto mundial como ibérica, y los hábitats o las necesidades ecológicas de las especies. Todas ellas aparecen reflejadas en imágenes, con cuidadosas fotografías de detalles anatómicos de órganos (hojas, flores y frutos) o de la corteza, o con vistas más generales, por ejemplo, el porte de ejemplares bien caracterizados o de formaciones paisajísticas.
Los autores, profesores de Botánica de la UPM y la UAM, subrayan el carácter divulgativo y docente de la página. “Además de su uso por aficionados o los que sienten curiosidad por la naturaleza, tiene un claro enfoque académico para las asignaturas relacionadas con la Botánica de diversas titulaciones universitarias de Grado (Biología, Ciencias Ambientales, Ingenierías Agroforestales y del Medio Natural), tanto en los aspectos teóricos como en las prácticas de laboratorio y de campo”, afirman.
Basada en dos libros anteriores de los autores, Árboles y arbustos de la Península Ibérica y Árboles de los Montes Ibéricos, la iniciativa sigue la tendencia actual de 'informatizar' los conocimientos.
“Hemos pretendido aunar una ciencia considerada tradicional, como es la botánica, con las nuevas tecnologías, en un proyecto que también está disponible como aplicación para teléfonos inteligentes y tablets”, explican los autores. Esta aplicación permitirá acceder a la descripción de géneros, especies y fotos en todo lugar y sin necesidad de una conexión a Internet.
Más de un centenar de orquídeas en España
Junto a la página dedicada a árboles, estos profesores han desarrollado otra que recoge los representantes autóctonos de la familia botánica Orchidaceae en nuestro territorio. “La afición por la observación de esta llamativa familia ha crecido mucho en los últimos años, sobre todo con la llegada de la fotografía digital, muy accesible para todos los aficionados a la naturaleza”, subrayan.
La familia de las orquídeas consta de unas 25.000 especies silvestres conocidas, lo que la sitúa entre las más amplias del reino vegetal. Distribuidas por la superficie del globo, a excepción de las zonas polares y los desiertos más secos, la gran mayoría se desarrolla en el ámbito tropical y subtropical. Abundan las que viven sobre grandes árboles (epífitas) o las trepadoras y, precisamente entre estas últimas se encuentra una de las más conocidas por sus aplicaciones aromáticas, la vainilla.
No obstante, las orquídeas ibéricas son todas ellas terrestres. “Esta familia está bien representada en la Península, pero es muy desconocida para el público, incluso para muchos aficionados a la naturaleza, ya que salvo excepciones su aspecto no recuerda a las orquídeas típicas de viveros y floristerías”, explica Galán.
Este investigador y Gamarra mantienen desde hace más de 25 años una línea de investigación continua sobre diversos aspectos de esta familia: taxonomía, nomenclatura, biogeografía, micromorfología, etc. En el apartado de bibliografía de la página web se aporta referencia de casi todos sus trabajos, así como de muchos otros artículos y publicaciones de interés.
En el portal mencionan 115 táxones a nivel específico, indicando cuáles están bien caracterizados y cuáles se consideran como simples sinónimos sin significado biológico real porque reflejan variaciones morfológicas que no mantienen constancia. También han hecho especial hincapié en los aspectos biogeográficos, intentando reflejar en mapas los actuales conocimientos en cuanto a distribución y hábitat de las especies.
A pesar de la enorme variabilidad que manifiesta, la flor de las orquídeas resulta muy fácil de reconocer. En esta página web se puede comprobar cómo el número de flores varía desde 1 a 4 en el caso de Cypripedium calceolus, hasta más de 60 en representantes de los géneros Himantoglossum, Dactylorhiza y Anacamptis.
Junto a su carácter divulgativo, otra de las finalidades del portal es “mostrar los avances científicos que se producen en el estudio botánico de esta familia, especialmente la taxonomía que se va adaptando a los recientes trabajos de genética molecular y a nuestros propios estudios sobre micromorfología de las semillas al microscopio electrónico”.
Con ambas páginas, han tratado no sólo de incentivar la capacidad de investigación en Botánica, sino también proporcionar la información necesaria para comprender el modo de vida de plantas de especial interés. “Entender la diversidad biológica de la Península Ibérica y fomentar el hábito de la observación ayuda a concienciar sobre la importancia y el valor de la flora ibérica y, especialmente, sobre la urgente necesidad de su conservación”, concluyen los autores.