La furia de Saturno

La NASA acaba de anunciar que extenderá durante dos años más la misión de la sonda internacional Cassini-Huygens, cuyo fin estaba previsto para junio de 2008. El objetivo, seguir estudiando el planeta Saturno y sus satélites naturales. La sonda espacial fue lanzada hace más de diez años y, después de entrar en órbita en 2004, transmite cerca de 140.000 imágenes del planeta y de sus ‘lunas’.

Los anillos de Saturno. Foto: NASA/JPL/Space Science Institute.
Los anillos de Saturno. Foto: NASA/JPL/Space Science Institute.

Según la mitología, Saturno fue un dios romano hijo menor de Urano (el Cielo) y de la antigua Tellus (la Tierra). Quizá a esto se deba que su atmósfera se encuentre en un estado de permanente agitación. Este astro gigante está dominado por fenómenos meteorológicos propios muy diferentes a los que se observan en nuestro planeta, ya que carece de una superficie con la que la atmósfera se pueda frenar y, al estar más lejos del Sol, es mucho más frío (hasta los -150º C).

Los vientos en la alta atmósfera de Saturno alcanzan los 500 metros por segundo, una ráfaga casi cinco veces superior a la mayor fuerza del viento recibida en la Tierra por un huracán, que apenas llega a los 110 metros por segundo. Estos vientos tan rápidos, combinados con el calor que emerge de su interior, provocan las bandas amarillas y doradas que pueden observarse en la atmósfera.

Este planeta, sexto en el Sistema Solar, ha sido fruto de estudio en incontables ocasiones, por lo que se conocen muchos datos sobre su composición química y su aspecto exterior. Sin embargo, la impetuosa atmósfera de Saturno aporta todavía detalles interesantes, tal y como nos muestra una investigación realizada por un equipo de científicos de la Fundación Esteve en Seva (Barcelona) y la Universidad del País Vasco sobre las capas más externas del cielo de Saturno.

En este enigmático planeta, la circulación está dominada por un sistema de corrientes en chorro ‘jets’, alternantes con la latitud que distribuye sus nubes en franjas claras y oscuras paralelas al ecuador. "Todos ellos son fenómenos de naturaleza desconocida", dice Enrique García Melendo, autor principal del estudio.

Los cambios en las bandas de nubes son a veces violentos, desparramándose y rodeando el planeta. Su origen, así como el de la fuente de energía que genera las nubes y las corrientes en chorro, es materia de controversia entre los meteorólogos y científicos planetarios. “Pueden generarse por la deposición de la radiación solar como en la Tierra, por la intensa fuente de energía interna que emana del interior de Saturno, o por una combinación de los dos”, comenta el investigador.

La dificultad del análisis de las capas más externas de su atmósfera radica en la falta de visión directa de la zona que hay debajo del techo de nubes. Sin embargo, los expertos han revelado que ésta puede analizarse de forma indirecta a través del estudio de las propiedades dinámicas de los ‘vórtices’ de Saturno.

Estos vórtices son grandes sistemas anticiclónicos de hasta unos 6000km de tamaño con un aspecto similar a los huracanes terrestres, aunque su naturaleza es completamente distinta. La estructura subyacente de la atmósfera influye en propiedades básicas de estos anticiclones como son, por ejemplo, la velocidad a la que se desplazan o su longevidad.

El estudio de García Melendo utiliza la simulación por ordenador para poder analizar la atmósfera y el comportamiento de estos vórtices gracias a la colaboración del Centro de Supercomputación de Catalunya.

¿Qué hay en el corredor de las tormentas?


Según el investigador, los vórtices observados tienen longevidades que superan el año y que se mueven a latitudes medias (cerca de los 40 grados), a través de una región del planeta que en literatura anglosajona a veces se denomina ‘el corredor de las tormentas’, ya que es precisamente a esas latitudes intermedias, tanto en los hemisferios norte como sur del planeta, donde se ha observado la mayor proliferación de estos vórtices.

Los resultados finales del estudio indican que los vientos de Saturno, en la región de formación de estos anticiclones, pierden algo de su intensidad respecto de lo que se puede medir directamente al nivel visible de las nubes, con una estructura parecida a la de Júpiter. Estos vientos pueden llegar a ser muy intensos, con velocidades que llegan a veces a los 1.800km/h en el ecuador del planeta.

El comportamiento de las capas más altas de la atmósfera sigue siendo una gran incógnita, todavía impredecible para los astrónomos y astrofísicos de todo el mundo. Se trata de una de las claves más inexploradas del planeta gigante. Al menos, la NASA nos ha dado una buena noticia. Tenemos dos años más para conquistar al indomable Saturno.

Fuente: SINC
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