En estas entidades bancarias se guarda algo más precioso que el dinero. Se almacena la información indispensable para luchar contra todo tipo de enfermedades. Ese es el objetivo principal de los biobancos españoles, que almacenan y ponen a disposición de la comunidad científica muestras biológicas humanas de calidad. Además, desde el pasado 18 de noviembre, estrenan normativa reguladora.
Desde que existe investigación biomédica, hay científicos que han generado colecciones de muestras humanas para sus proyectos de investigación: sangre, saliva, pelo, uñas, tumores, lágrimas, etc. Sin embargo, la transformación formal de esas colecciones en biobancos no se inició hasta la creación, en 2004, del Banco Nacional de ADN (BNADN). El valor de los tejidos que recogen es incalculable.
“Los investigadores pueden empezar a trabajar desde el primer día en un proyecto con todas las muestras recogidas en un biobanco”, explica Alberto Orfao, director del banco pionero, ubicado dentro del Centro de Investigación del Cáncer (CIC) de Salamanca. “Esa disponibilidad supone un ahorro enorme de trabajo, se puede acelerar más de tres años un proyecto de investigación”.
Como en las grandes bibliotecas, en los biobancos se selecciona la información –en este caso, las muestras biológicas estandarizadas– más útil y de mayor calidad. Este préstamo busca obtener mejores marcadores para diagnosticar las enfermedades y pronosticar qué pacientes responderán mejor al tratamiento.
Lo positivo es que esa información facilitada por los donantes, y requerida por los investigadores, volverá a los pacientes, quizás no a la misma persona que cedió sus datos, pero sí a otros que sufran en el futuro la misma enfermedad.
Círculo virtuoso
“Es un círculo virtuoso porque ayuda a que la investigación vaya más deprisa y a que el trasvase de información entre las necesidades de los clínicos, el potencial de los laboratorios básicos y la respuesta clínica sea más rápida”, afirma Enrique de Álava, director del laboratorio de patología molecular diagnóstica o Banco de Tumores de Castilla y León.
Los biobancos son solo el principio. Estos centros no tienen como objetivo hacer investigación, sino actuar como un facilitador para encontrar la cura de diversas enfermedades. En España, ya son más de cien los centros que albergan información muy útil para ello, la mayoría incluidos dentro de la Red Temática de Biobancos Hospitalarios, una iniciativa del Instituto de Salud Carlos III.
Y es que en un país líder en la donación de órganos, su comportamiento en la cesión de muestras biológicas es igualmente ejemplar. “La gente en España es generosa y responde a pesar de que saben que ellos no van a disfrutar de un beneficio directo para su propia enfermedad”, apunta Orfao. “Es muy excepcional que un paciente se niegue al pedirle el permiso”.
Usar las muestras, y usarlas bien
El BNADN empezó a distribuir de manera oficial las muestras desde hace cuatro años. En este tiempo se han cedido más de 50.000 muestras, lo que significa que, de media, cada una se ha utilizado en unos cinco proyectos. “Eso debe ser una satisfacción enorme para el donante, ya que puede estar seguro de está siendo muy productivo y en un corto periodo de tiempo”, sentencia su director.
La clave para reducir el coste de la investigación no es tanto el tiempo desde la recogida de las muestras y su distribución, sino mantener su utilidad a lo largo de los años. Dicho de otra manera, es muy importante prever con antelación qué se va a hacer y qué se podrá hacer en el futuro con esas muestras para conservar la calidad.
De ahí la importancia del almacenaje, que depende del tipo de muestra y supone la diferencia fundamental entre que una muestra llegue a ser útil o no. Algunas aguantan muy bien un transporte urgente de material biológico en condiciones de bioseguridad de un día para otro, como la sangre, pero hay otras que se deben tratar in situ en el momento de la donación, como las muestras de tejidos.
“Lo que los investigadores puedan necesitar determina la forma de guardar las muestras. Es imprescindible mantener un equilibrio entre la necesidad de estos materiales para investigación y las estructuras que deberían existir para actuar con la máxima calidad”, subraya De Álava. “Además, están los compromisos del investigador: usar las muestras, pero usarlas bien”.
Herramienta esencial
Los expertos vaticinan que, aunque ahora mismo los biobancos se encuentran en una etapa de expansión, poco a poco se dará una normalización de esta situación y al final se convertirán en una herramienta de la que nadie más hablará porque serán tan esenciales que no supondrán ninguna novedad.
“Es posible que en los próximos diez años haya menos biobancos pero más maduros y útiles para los investigadores, lo que al final revertirá en la población”, concluye Orfao. “La situación actual hará que los mejores centros –con un mejor diseño y una óptima evaluación de futuro– se vayan consolidando”.
Ajenos a la crisis, estos bancos siguen con su inestimable labor: invertir en salvar vidas. Pidámosles un adelanto en este 2012, que el sueño de alcanzar la cura de enfermedades como el cáncer o el sida esté cada vez más cerca.
El pasado 18 de noviembre, el Consejo de Ministros aprobó el Real Decreto 1716/2011, por el que se establecen los requisitos de autorización y funcionamiento de los biobancos con fines de investigación biomédica y del tratamiento de las muestras biológicas de origen humano.
Con esta normativa se pretende que las muestras biológicas se almacenen con todas las garantías éticas y jurídicas previstas para los donantes en la Ley 14/2007 de Investigación Biomédica. Así, los biobancos tendrán un papel importante no solo en la identificación de las causas de las enfermedades, sino también en el desarrollo de los diagnósticos, y en su aplicación preventiva y terapéutica.
A partir de ahora, los biobancos disfrutan de una regulación formal del acceso a muestras biológicas humanas, una necesidad imprescindible para el avance de la biomedicina que fundamentalmente va a salvaguardar los derechos de los pacientes y facilitará a los investigadores de centros públicos y privados el acceso al mayor número posible de muestras de calidad.
“Todo lo que sea definir y establecer unos criterios, que aunque nunca sean los óptimos por lo menos son los mínimos para un funcionamiento adecuado, son noticias excelentes para que todo funcione mejor”, aclara Orfao.
Asimismo, este Real Decreto regula la organización del Registro Nacional de Biobancos, que recogerá información sobre los centros acreditados y colecciones de muestras existentes, con lo que se facilitan la consulta pública y el acceso a los datos.
Además, como en los biobancos se almacenan muestras biológicas con información de carácter personal, en la nueva normativa se establecen unos requisitos estrictos para proteger la confidencialidad del donante y garantizar sus derechos respecto a la misma, como el protocolo de actuación ante la decisión de eliminar las muestras.
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A pesar de que España es un país muy solidario y su población está acostumbrada a la donación de órganos, no es común, al menos de momento, la solicitud de otro tipo de muestras para la investigación.
En principio, cualquier persona es candidata a que su muestra sea importante para un biobanco. Y en ese sentido son igualmente útiles los datos de una persona enferma o de una sana, porque son fundamentales las referencias a la población resistente a las diferentes patologías estudiadas que viven en España.
Además, también es importante tener acceso a muestras de distintos momentos de la enfermedad, ya que, por ejemplo en el caso del cáncer, va cambiando con el tiempo. “En algunos casos los tumores responden y, en otros casos, progresan”, indica De Álava. “Y encontrar el mecanismo por el cual el cáncer pierde la batalla es fundamental para conocer cuál es la génesis y la evolución de la enfermedad”.
Normalmente, el proceso de donación de una muestra de tumor suele coincidir con el de su diagnóstico. De hecho, el material que se almacena es el excedente de la biopsia que confirma la enfermedad, no hay una resección 'ex profeso' del tumor. Lo habitual es que cuando el cirujano opere al paciente, le pida su consentimiento para que parte de su tumor pueda pasar al biobanco.
Desde 2004, el BNADN cuenta con más de 5.000 donantes (más del 90% de las personas a las que se les demandó su participación). Pero toda contribución es poca. En este centro el único requisito es someterse a una pequeña extracción de sangre.
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Hay varios tipos de proyectos en los que se están utilizando las muestras de los biobancos españoles. Por un lado, dentro de los grandes programas internacionales, se encuentra el proyecto 1000 genomas, en el que contribuye el BNADN y cuyo propósito es secuenciar el genoma completo de 1.000 individuos.
A partir del conocimiento de cuántos genes tenemos los humanos –gracias al proyecto Genoma Humano–, ahora le llega la hora al ADN, que examina cada gen en concreto y analiza la variabilidad incluso dentro de la misma especia.
Entre los programas nacionales está el proyecto proteoma humano, presentado el pasado diciembre en el CIC de Salamanca, donde el objetivo se centra en conocer el funcionamiento y acción de cada proteína y cómo les afectan la influencia medioambiental o las relaciones multigénicas que se establecen en la mayoría de las enfermedades.
Otros proyectos en los que se han utilizado las muestras biológicas de los biobancos están dedicados al carcinoma de mama, la detección de marcadores que predicen la respuesta a ciertos fármacos y la secuenciación de la leucemia linfocítica crónica.