Desde la la erupción de Cumbre Vieja en La Palma del pasado domingo, los conceptos de la vulcanología y la geofísica han saltado a la calle. ¿Es lo mismo lava que magma? ¿Por cuántas bocas puede salir? ¿Cuánto durará? ¿Cómo se mide la peligrosidad? Resolvemos preguntas básicas con la ayuda de especialistas.
Las islas Canarias constituyen una de las regiones volcánicas activas más interesantes del planeta, según el Instituto Geográfico Nacional (IGN). Por eso, la vigilancia de la actividad volcánica es continua, ya no solo por su interés científico, sino porque son el hogar de unos dos millones de personas.
Según el IGN, el volcanismo canario se manifiesta por una gran diversidad de mecanismos eruptivos, sobre todo por el volcanismo basáltico efusivo y volcanismo félsico explosivo. Las erupciones basálticas son relativamente tranquilas, salvo cuando surgen en la línea de costa. En estos casos, la explosividad aumenta al interaccionar agua y el magma.
La erupción actual en La Palma se considera estramboliana al ser explosiva, pero con coladas de lava y periodos de calma de extensión variable.
Desde hace 50 millones de años, el volcanismo canario no ha cesado. Además de su prolongada actividad, otra singularidad es su volumen (unos 150.000 km3). Las etapas iniciales de estas islas oceánicas de origen volcánico fueron muy rápidas, mayoritariamente submarinas y culminaron en la formación de todas las islas Canarias con grandes edificios volcánicos sobre el nivel del mar. Durante millones de años se produjeron períodos de desmantelamiento, que pueden estar asociados a movimientos progresivos en vertical.
Canarias se divide en dos provincias —Las Palmas y Tenerife— y son justamente las islas de Tenerife las más jóvenes, por lo tanto más activas a nivel volcánico en la actualidad. Las últimas cuatro erupciones se han producido en esa provincia: en Tenerife (volcán del Chinyero) en 1909, La Palma (volcán de San Juan en 1949 y volcán de Teneguía en 1971) y El Hierro (volcán Tagoro) en 2011-2012.
Según dice a SINC Manuel Regueiro, presidente del Ilustre Colegio Oficial de Geólogos, se trata del mismo tipo de erupción que la de Teneguía, en La Palma en 1971. “Ha tenido el mismo tipo de precursores, aunque en la de 1971 no existía un sistema para saber si iba a existir un terremoto”.
El enjambre de sismos —serie más o menos continua en el tiempo de terremotos localizados en un área concreta, que suele iniciarse de forma súbita— que se ha producido es lo que los geólogos conocen como tremor volcánico y ha ocurrido unos días antes en Cumbre Vieja es igual que en la de Teneguía. Para el geólogo, la principal diferencia es el modo de actuación. “Se ha dado el aviso y la gente ha podido desplazarse”. La prevención del riesgo ha sido primordial.
Sí, los estudios realizados sobre la peligrosidad volcánica en Canarias valoran la posibilidad de un terremoto, “sobre todo en función del enjambre sísmico”. La peligrosidad o el riesgo sísmico se miden en función de la expectativa de que se produzcan pérdidas de vidas humanas, bienes materiales y de capacidad productiva, entre otros. Cuando ocurre, los vulcanólogos miden la magnitud de la erupción con una escala de 0 a 8 grados para determinar el Índice de Explosividad Volcánica. Al igual que la erupción de 1949 en Cumbre Vieja, el grado de la actual erupción es de 2.
Los científicos elaboran también mapas de peligrosidad respecto a las coladas de lava, flujos piroclásticos —compuestos por gases y rocas capaces de fluir a grandes temperaturas y velocidades—, caída de cenizas, etc. Según Regueiro, ahora mismo lo más peligro son los gases tóxicos.
Desde la semana pasada, lava y magma son don de las palabras más escuchadas, pero no significan exactamente lo mismo. El magma es una gran cantidad de roca fundida con gases disueltos en su interior dentro de una cámara magmática bajo tierra. La lava es magma desgasificado que, durante su ascenso a través de la corteza terrestre, alcanza la superficie en el momento de la erupción. Destaca su alta viscosidad, unas 100.000 veces mayor que la del agua. Antes de enfriarse y solidificarse, fluye formando coladas y recorriendo largas distancias.
Imágenes por satélite del Servicio de Gestión de Emergencias de Copernicus
En la erupción actual, el flujo de lava ya ha cubierto 103 hectáreas al suroeste de la isla de La Palma, según las imágenes por satélite del Servicio de Gestión de Emergencias de Copernicus.
Los expertos han estimado la cifra de 20 millones de metros cúbicos de magma contenido bajo tierra en el momento de la erupción. Sin embargo, aún está por determinar cuánto se liberará en superficie.
Con la erupción del volcán de Cumbre Vieja ya se han abierto nueve bocas de lava. Son protocráteres, es decir orificios por donde sale la lava. “Se pueden llamar bocas eruptivas o grietas de efusión”, informa el geólogo a SINC. Una primera boca da lugar a un cono, como han quedado en el paisaje de anteriores erupciones. Es normal que se abran varias de ellas por cada erupción. En Teneguía, de hecho, fueron siete u ocho.
En general han sido basaltos, es decir rocas ígneas o magmáticas de color oscuro y ricas en magnesio y hierro. Al despertarse, el volcán expulsó así fragmentos de estas rocas, piroclastos —magma fragmentado que se expulsa a través de la columna eruptiva al aire durante la erupción— y gases. La temperatura de la lava al ser expulsada puede alcanzar los 1.200 ºC.
Es imposible predecir con exactitud cuánto durará la erupción de La Palma. Según las erupciones, anteriores se estima que durará de 15 días a dos meses en Canarias, pero otros, como el de Islandia, han tenido erupciones que han durado un año. La erupción de El Hierro en 2011 duró 147 días, mientras que la de Teneguía en 1971 duró 24.
Según detalla el presidente del Ilustre Colegio Oficial de Geólogos, la geofísica permite calcular los volúmenes de lava que están en movimiento y hacer una estimación de la duración de la erupción. “Podría ser cuestión de días o semanas”, apunta Regueiro. No obstante, advierte de que se trata solo de una estimación y no es posible avanzar con precisión cuánto durará esta situación.
“Nadie lo puede saber, por lo tanto es aventurar una estimación que podría durar meses”, señala el geólogo. En estos momentos, lo más importante es protección civil, “alejar a las personas de la zona, pero hay gente que ya está perdiendo sus casas. Eso es lo más terrible”. El presidente del Colegio de Geólogos recomienda a la población local seguir las instrucciones de las autoridades de La Palma y no acercarse a las coladas de lava.
“La erupción de 1971 en Teneguía ya permitió dar pistas sobre lo la erupción actual. Cumbre Vieja es un laboratorio geológico vivo”. “Si esta erupción se ha podido anticipar es justamente por lo que hemos conseguido ver de anteriores erupciones”. Según el geólogo, la ciencia española en este campo está muy avanzada.