Los restos de ADN neandertal en los humanos modernos –del que se mantiene hasta un 20%– están implicados con genes que afectan tanto a diversas enfermedades, como la de Crohn, como en otros aspectos relacionados con la adaptación al medio, como la producción de queratina. Estas son las principales conclusiones de dos estudios, publicados de forma simultánea en las revistas Nature y Science, tras el análisis de ADN neandertal en los humanos actuales.
Investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales han descubierto que una dieta que incluye mayor diversidad de presas mejora la condición física y la capacidad del sistema inmunitario en los pollos de cernícalo vulgar, Falco tinnunculus. Los resultados del trabajo muestran que, en la dieta de estas aves, influye más la diversidad que la cantidad de alimentos.
Ante la competencia de terceros países, se han desarrollado en Europa métodos genéticos para la identificación y autentificación de especies marinas comerciales. Los primeros resultados del proyecto LABELFISH, que pretende estandarizar a nivel europeo dichas prácticas, revelan que el porcentaje de etiquetado erróneo de productos elaborados a partir de atún, bacalao y anchoa, entre otros, se sitúa entre el 2% y el 18% en Reino Unido, Irlanda y España.
Científicos del Instituto Internacional de Investigaciones Prehistóricas de Cantabria han seguido los pasos de los humanos que habitaron la región durante el Paleolítico. A través de programas informáticos de análisis geográfico saben que estos nómadas abandonaron progresivamente las cuevas y abrigos rocosos de altitud para vivir en lugares más llanos.
La secuenciación del genoma de restos humanos del Mesolítico, encontrados en un yacimiento leonés, revela que los antiguos cazadores recolectores europeos tenían los ojos claros y la piel oscura, una combinación que no existe en la Europa actual. Es la primera vez que se recupera ADN completo de un individuo del viejo continente que vivió antes del Neolítico.
Ilustración de dos ejemplares de ‘Eodortoka morellana’ disfrutando en el agua. / Carlos de Miguel Chaves.
Reconstrucción de los restos del caparazón encontrados / GBE UNED.
Investigadores de la Universidad Nacional de Educación a Distancia han identificado una nueva especie de tortuga que habitaba hace 125 millones de años en la localidad de Morella (Castellón). Esta especie es la única de su grupo que se ha encontrado en Europa en esa época, y tenía costumbres nadadoras: pasaba la mayor parte del día en los ríos o calentándose al sol.