Debido al impacto que los extremos climáticos ocasionan en la agricultura y la salud en España, investigadores de la Universidad de Salamanca (USAL) han analizado las dos variables más representativas de estos extremos térmicos de 1950 a 2006: los días cálidos y las noches frías. Los resultados para la Península Ibérica indican un aumento de los días cálidos superior al del resto del planeta, y una disminución de las noches frías.