“Ante la posibilidad de un terremoto, hasta ahora solo se evaluaba el riesgo físico de una ciudad, es decir, la afectación de sus edificios e infraestructuras y la cantidad de gente que los habita”, explica a SINC Liliana Carreño, investigadora de la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC). Su equipo propone un nuevo método que evalúa el riesgo sísmico de las zonas urbanas de manera integral, teniendo en cuenta las fortalezas y debilidades sociales y la gobernabilidad de la ciudad.
El nuevo enfoque, que ha publicado la revista Bulletin of Earthquake Engineering, tiene otro valor añadido: utiliza una técnica basada en la ‘teoría de conjuntos difusos’, que permite usar utilizar información cualitativa obtenida de la opinión de expertos cuando no se dispone de toda la información numérica necesaria.