Después de una década persiguiendo su objetivo, la sonda Rosetta de la Agencia Espacial Europea (ESA) se acaba de convertir en la primera nave espacial que se encuentra con un cometa: 67P/Churyumov-Gerasimenko. La compleja maniobra de entrada en órbita ha ocurrido esta mañana cuando los dos objetos estaban a unos 100 km de distancia. Ahora viajan juntos a casi 55.000 km/h entre las órbitas de Júpiter y Marte.
Con una resolución espacial de 5,5 metros por píxel, esta imagen reciente del cometa muestra con un detalle único una superficie extremadamente compleja, con multitud de estructuras con bordes afilados, precipicios y otras regiones que parecen lisas. Los científicos creen que la actividad del cometa desarrollada en sus viajes por el sistema solar interior ha originado estas extrañas estructuras.