El mortífero fuego valyrio de la serie Juego de Tronos está inspirado en un arma incendiaria real que salvó Constantinopla de la expansión islámica. La lista de ingredientes de este invento bizantino, cuyas llamas devoraban las flotas enemigas con rapidez, no ha llegado hasta nuestros días, pero se sabe que apagarlo era toda una hazaña porque ardía en contacto con el agua. Químicos e historiadores tratan de reescribir su fórmula perdida.