Las personas se han convertido en la principal amenaza de los grandes depredadores, como los osos pardos (Ursus arctos), de Europa. Para comprobar si estos úrsidos ajustan su comportamiento en función de la actividad humana, un equipo internacional de investigadores, liderado por españoles, ha analizado 440 lugares de descanso en Suecia y confirma que los osos evitan cualquier contacto con el humano.