El análisis genómico de un individuo de esta especie, apodado ‘Thorin’ y descubierto en las cuevas del valle del Ródano en Francia, sugiere que su población, aunque coexistió y vivió a unos diez días de camino de otras, se ignoraban.
Gracias a ‘corredores azules’ fluviales estas poblaciones pudieron migrar hace menos de 100.000 años durante un período especialmente árido, después de la explosión de este supervolcán en Indonesia. Así lo indica una investigación que ha analizado restos de piedra y animales hallados en Etiopía.
Mirar al pasado y ver qué nos diferencia de nuestros parientes más próximos nos ha ayudado a entender al ser humano y sus características actuales. Juan Ignacio Pérez Iglesias ha publicado recientemente el libro Primates al Este del Edén, con una nueva perspectiva: nuestra estrategia de vida “prudente” nos convirtió en una especie exitosa.
El nuevo trabajo corrobora los resultados de un controvertido estudio de 2021, en el que se indicaba que los humanos ya habitaban el sur de Norteamérica durante el Último Máximo Glacial, milenios antes de lo que se creía.
Un nuevo método para deducir el tamaño de las poblaciones antiguas ha sacado a la luz un grave cuello de botella en la población humana, hace entre 930.000 y 813.000 años, que casi aniquiló la posibilidad de la humanidad tal y como la conocemos hoy en día.
Más de 30 000 nidos de 176 especies de aves de todo el planeta contienen residuos antrópicos, según ha identificado un estudio liderado por la Universidad de Granada. El trabajo trata de analizar las causas de este fenómeno, entre las que se encuentra la posibilidad de que utilicen materiales no naturales para alardear de su capacidad reproductiva.
Investigadores alemanes han reconstruido productos naturales microbianos de hasta 100.000 años de antigüedad a partir del sarro dental de humanos primitivos y neandertales. Los restos de la llamada ‘Dama Roja’, encontrados en un yacimiento cántabro con un microbioma oral muy bien conservado, han tenido un papel clave en la investigación.
Un yacimiento del sur de Francia guardaba la prueba más antigua de estas armas en Europa, de hace 54.000 años. El manejo de esta tecnología se presenta en un estudio publicado en Science Advances como un factor decisivo en la competición de los sapiens frente a otras especies de homínidos.
En el Paleolítico Medio coexistíamos con neandertales, denisovianos, ‘hobbits’ de la Isla de Flores, Homo erectus, Homo luzonesis y quizás otra especie aún no identificada. Todos estos desaparecieron, pero los genes de algunos perviven en nuestro ADN. La genética ha sido crucial para estos hallazgos. Así lo recoge el libro de Tom Higham, arqueólogo que participó del nuevo trazado del árbol de familia de la humanidad.
Al comparar neuroimagenes del lóbulo temporal de humanos y de chimpancés, investigadores de Países Bajos y Reino Unido han encontrado que el patrón de conexiones de las áreas del lenguaje en nuestro cerebro se ha ampliado más de lo que se pensaba.