En la década de los 80, el número de gorilas de montaña descendió drásticamente por la destrucción de su hábitat y la caza. Solo quedaron 253 individuos de esta subespecie en la cordillera volcánica de Virunga. Desde entonces, los fuerzos de conservación han aumentado, pero poco se sabía sobre su diversidad genómica y su pasado evolutivo. Ahora, la primera secuenciación del genoma de este gran simio demuestra cómo la endogamia ha sido, de alguna manera, genéticamente beneficiosa para estos gorilas.