Una de las razones para pensar que los dinosaurios fueron de sangre fría es que sus huesos poseen líneas de paro de crecimiento propias de este tipo de animales. Este argumento se ha venido abajo con un trabajo del Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont. Los investigadores han encontrado estas líneas en mamíferos, de sangre caliente, al estudiar los huesos de 41 especies de rumiantes actuales.