Las concentraciones de mercurio encontradas en agua dulce son mayores que las del agua marina, pero son los peces de mar, como el atún, la caballa y el tiburón, los que terminan representando una amenaza más grave para la salud de los humanos que los comen. El motivo se encuentra en la propia naturaleza del agua del mar, según un estudio de investigadores de la Universidad Duke (EEUU).