La aportación de Santiago Ramón y Cajal (Petilla de Aragón, Navarra, 1 de mayo de 1852 – Madrid, 17 de octubre de 1934) a la neurociencia fue reconocida en 1906 con la concesión del Premio Nobel en Fisiología o Medicina, galardón que compartió con el investigador italiano Camillo Golgi, cuyo método de tinción aplicó Cajal durante años a pesar de que tenían puntos de vista totalmente opuestos sobre la estructura del sistema nervioso.
El 25 de octubre de ese año, el investigador recibió un telegrama por parte del Instituto Karolinska de Suecia en el que se le informaba de su premio “por descubrir los mecanismos que gobiernan la morfología y los procesos conectivos de las células nerviosas”.
Al parecer su primera reacción fue comentar que se trataba de “una broma de los estudiantes”. Fue al leerlo al día siguiente en los periódicos cuando se convenció de su autenticidad.
Fue la primera vez que esta distinción era otorgada a un científico español. Desde entonces solo Severo Ochoa se le ha unido en la lista de investigadores españoles galardonados con el Nobel.