El conocimiento se inicia con las noches estrelladas, cuando surge la irremediable pregunta de cómo empezó todo. No es casualidad que la ciencia y la filosofía avanzaran juntas durante muchos siglos en el intento de dar una explicación a las propiedades de la naturaleza y de nosotros mismos. Todo cambió con la revolución científica del siglo XVII. Con la razón monopolizada por la ciencia, la filosofía se hizo más aséptica y abstracta, y los científicos iniciaron un periodo de especialización obcecada que aún hoy continúa. Sin embargo, una joven disciplina, la cosmología, ha abierto el diálogo. Las viejas preguntas vuelven a ser formuladas: el origen y el destino del universo, la infinitud, la nada, el azar, el tiempo, etc. En este cruce de caminos se encuentra Juan Arana, catedrático de Filosofía de la Universidad de Sevilla y fiel defensor en España de la Tercera Cultura, una nueva filosofía natural que pretende poner fin al divorcio entre la cultura humanística y la científica.