Once años después de la ruptura de la mina de pirita de Aznalcóllar, en el norte del Parque Nacional de Doñana (Huelva), la contaminación derivada del vertido parece superada. Sin embargo, investigadores españoles han evaluado la calidad ambiental del entorno del Parque con cangrejos de río como bioindicadores. Esta metodología, pionera en el mundo, demuestra que los contaminantes procedentes de la agricultura intensiva que se desarrolla cerca del Parque son la principal amenaza en esta Reserva de la Biosfera y afectan ya a los arrozales de la Puebla del Río y del Matochal.