Un equipo internacional liderado por el biólogo Pedro Jordano ha estudiado 103 especies vegetales brasileñas que han sobrevivido los últimos 12.000 años sin sus principales dispersores de semillas. Estos frutos anacrónicos fueron dispersados a finales del Pleistoceno por grandes animales prehistóricos ya extinguidos e ilustran la huella de extinciones pasadas en la estructura de los ecosistemas actuales.