Algas unicelulares, krill y otros crustáceos diminutos huyen de la luz atmosférica para evitar a los depredadores en las gélidas aguas del océano Ártico. Un equipo de científicos ha descubierto que a partir de los 30 metros de profundidad estos organismos, protagonistas de #Cienciaalobestia, alumbran la oscuridad continua de las noches polares.