Los machos de muchas especies, incluida la humana, dedican gran parte de su tiempo a la crianza y este comportamiento se refleja en un descenso de sus niveles de hormonas sexuales como la testosterona, lo que favorece el vínculo entre padre e hijo. Pero hay excepciones. En los lémures de vientre rojo, protagonistas de #Cienciaalobestia, los niveles de andrógenos aumentan cuanto más se involucran en el cuidado de las crías.