Un aligátor captura en las costas de Florida a un tiburón nodriza y lo engulle sin pestañear. A pesar de las diferencias entre el agua salada y la dulce, no se trata de una escena de una película de ciencia ficción, sino de una de las pocas observaciones científicas que se han realizado sobre las interacciones entre estos dos depredadores, protagonistas ahora de nuestro #Cienciaalobestia.