El 14 de marzo de 2010 se cumplen treinta años del accidente de avioneta en el que falleció Félix Rodríguez de la Fuente. Se encontraba en Alaska filmando una carrera de trineos tirados por perros. Ese mismo día había cumplido 52 años. Natural de Poza de la Sal (Burgos), desde niño escuchaba con fascinación los cuentos en los que el lobo aparecía siempre como enemigo del hombre. Todo cambió cuando con doce años su padre le regaló unos prismáticos y lo invitó a participar en una batida por el monte. Fue entonces cuando contempló por primera vez al temido carnívoro y cuando descubrió en él un animal de gran belleza, inteligente y noble. Su hija pequeña, Odile, preside desde 2004 la Fundación Félix Rodríguez de la Fuente, una institución creada para conservar y difundir su legado.