En el mercado europeo se ha comenzado a detectar azafrán adulterado con extractos del fruto de la gardenia, un producto prohibido en Europa. Para confirmar las partidas fraudulentas, investigadores de la Universidad de Alcalá han patentado una técnica cromatográfica que permite identificar el genipósido, un compuesto que solo llevan los frutos de la gardenia pero no la flor del azafrán.
Investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid y de la Universidad de Tor Vegata de Roma han estudiado el ADN del azafrán, la especia más cara del mundo, mediante el análisis de su código genético. Así han diseñado un sistema capaz de discriminar y certificar su autenticidad.
La evolución del grado de desorden de los constituyentes del aceite durante su calentamiento permite detectar adulteraciones y cuantificar la concentración de los agentes adulterantes de forma rápida y precisa, alcanzándose límites de detección comparables a los proporcionados por los equipos comerciales.
Un grupo de investigación de la Universidad de Alcalá desarrolla un procedimiento analítico por electroforesis capilar que propone una betaína como marcador de adulteraciones en aceites de oliva con aceites de semilla. La principal ventaja del método es que sólo utiliza un compuesto –trigonellina– como marcador.