Investigadores del Centro de Regulación Genómica han descubierto que una molécula que se consideraba indicador para cáncer de mama, en realidad también tiene una función protectora. El hallazgo se publica en la revista Cell Reports.
Un estudio del Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (IDIBELL) ha demostrado la doble funcionalidad de una proteína, RSR-2, tanto en la maquinaria de transcripción del ADN como en el complejo de maduración del ARN en el gusano C. elegans. Es la primera vez que se confirma esta función dual de una proteína en un organismo multicelular vivo.
Un estudio publicado en la revista Gaceta Sanitaria ahonda por primera vez en los diferentes patrones de uso de internet y en las necesidades de información de las personas afectadas de cáncer de mama. Uno de los motivos más habituales de consulta de los pacientes es conocer la vivencia de otros afectados, aunque a veces las experiencias de 'mal pronóstico' puedan contribuir más a la angustia que a la ayuda.
Una investigación internacional describe las bases moleculares de las resistencias a un nuevo agente quimioterápico en cánceres de mama y ovario familiares. El estudio alerta sobre la necesidad de incorporar nuevos marcadores en los tests diagnósticos para estos pacientes, lo que permitiría cribar los tratamientos más adecuados.
En España tomar el sol es una costumbre muy popular. Sin embargo, se calcula que los tumores de la piel malignos superan al número de los otros tipos de carcinomas juntos. En el Día Europeo de la Prevención del Cáncer de Piel, Josep Malvehy, director de la unidad del Melanoma del Hospital Clínic de Barcelona, habla de una enfermedad que sufrirá la mitad de las personas mayores de 65 años.
Las células sanas viven en un delicado equilibrio entre los genes que promueven el crecimiento, los oncogenes, y los que lo frenan, los antioncogenes o genes supresores tumorales. Este equilibrio se rompe en las células tumorales. Las causas son muchas, como por ejemplo la existencia de mutaciones, pero destaca la adquisición de una señal química, la metilación, que bloquea la actividad de los genes que frenan el cáncer. Se desconoce, sin embargo, qué sucede en las células una vez han adquirido esta alteración epigenética.
Angelika Amon (Austria, 1972) es catedrática de biología celular y molecular en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT). Sus estudios sobre aneuploidía –variación del número normal de cromosomas– le han valido numerosos premios. Recientemente ha participado en el congreso internacional sobre inestabilidad cromosómica, aneuploidía y cáncer, organizado por el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO).
Un nuevo estudio, publicado en la revista Cell, afirma que al combatir el envejecimiento se lucha también contra el cáncer y las demás enfermedades de mayor incidencia en el mundo desarrollado. Además, el trabajo rebate el mito de que los antioxidantes rejuvenecen y revisa las actuaciones que, en cambio, sí pueden funcionar.
Un grupo internacional de investigadores desvela cómo una duplicación génica que ocurrió hace millones de años permitió la evolución del gen ASF1b, involucrado en el cáncer. La duplicación del gen original propició una separación y optimización de funciones, lo que pudo suponer una ventaja adaptativa para las células. Los resultados de este estudio representan el primer ejemplo de cómo el contexto genómico influye en la aparición de nuevos genes.
Los neandertales sufrieron tumores en los huesos como los que padecemos en la actualidad. Así lo confirma un estudio publicado en la revista PLOS ONE, basado en el hallazgo en Croacia de una costilla de neandertal que conservaba evidencias de la displasia fibrosa más antigua hasta la fecha, una tumoración benigna que a veces se acompaña de deformaciones en los huesos.