Bacterias y hongos del suelo aportan fertilidad y actúan como sumideros de CO2. Para entender cómo un aumento de los microbios mejora la capacidad de los ecosistemas, un equipo, liderado por la Universidad Rey Juan Carlos, ha evaluado por primera vez los efectos de las comunidades de microorganismos en las funciones y servicios que realizan los ecosistemas terrestres. Lo resultados indican que cualquier pérdida de diversidad microbiana a consecuencia del cambio global tendrá una repercusión negativa en la provisión de estos servicios.
El estudio de las praderas marinas puede aportar gran información sobre el proceso de devastación de los ecosistemas costeros provocado por la acción humana en las últimas décadas, así se desprende de una investigación liderada por Universidad Autónoma de Barcelona. El trabajo aporta nuevas perspectivas para gestionar los cambios ambientales y climáticos.
Investigadores del Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias han hecho una proyección hasta 2070 de cómo afectará el aumento de las temperaturas en la floración del manzano en el bajo Fluviá.
Un físico de la Universidad de Oxford ha creado un modelo matemático que calcula la probabilidad de fallo de cualquier conspiración basándose en el número de personas que deberían guardar el secreto y durante cuánto tiempo. Para desarrollarlo ha usado datos de casos reales, como las revelaciones de Edward Snowden sobre el espionaje por internet de la Agencia de Seguridad Nacional de EE UU. De su fórmula se deduce que, si el cambio climático no existiera o el hombre nunca hubiera pisado la Luna, estas supuestas confabulaciones globales deberían haberse destapado en menos de cuatro años.
Un estudio liderado por la Universidad de Oviedo revela que el enfriamiento de la Tierra durante los últimos 15 millones de años fue causado por un descenso en los niveles de dióxido de carbono. El trabajo hace hincapié además en la capacidad de algunos organismos vivos, como los cocolitofóridos, para adaptarse a los incrementos de CO2.
Un equipo de investigadores, que cuenta con la participación de la Universidad de Alcalá, ha analizado las diferentes reglas que siguen los árboles en los bosques para establecer la competencia entre unos y otros. Según el estudio publicado en Nature, existen tres criterios funcionales: la densidad de la madera del tronco de los árboles, la altura máxima que consiguen y la relación entre el peso y el grosor de las hojas, que sirven para medir la capacidad competitiva de unos árboles frente a otros.
Hay lugares del mundo que ya sufren con dureza las consecuencias de los extremos cambios de temperatura producidos por el cambio climático, y tratan de adaptarse a ellos. En el seco norte de Chile, una empresa de agua apuesta por utilizar un millón de esferas de polietileno para evitar que se evapore un recurso cada vez más escaso y preciado, el oro transparente del futuro: el agua potable.
Después de estudiar cinco especies dominantes de 306 puntos repartidos en nueve áreas montañosas del Mediterráneo, un equipo de científicos propone que este patrón de comportamiento podría contrarrestar en parte el efecto negativo que provoca el calentamiento global. Los resultados del estudio sugieren que, para hacer frente al cambio climático, las poblaciones de árboles inician un proceso de estabilización de la demografía en las primeras etapas del crecimiento: los nuevos disminuyen pero los que ya están establecidos crecen más.
La última Cumbre del Cambio Climático (COP21) se ha cerrado con un acuerdo aprobado por 195 países. Por primera vez, establece una atmósfera de compromiso para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero procedentes de la quema de combustibles fósiles, para limitar así el aumento de temperatura global asociado. Si el acuerdo se ratifica y desarrolla, será el principio del fin de la era del carbón y el petróleo.
Un estudio proteómico ha identificado nuevas proteínas claves en la adaptación de las plantas a las altas temperaturas. Este trabajo es clave puesto que en España este fenómeno, junto con la sequía, son los principales factores que influyen en la producción agrícola.