Un estudio analiza los niveles de distintos isótopos radioactivos en la zona del mar Báltico, estudiando sus concentraciones en algas antes y después del accidente de Chernóbil, ocurrido el 26 de abril de 1986. Los resultados revelan que los niveles de 129I en las algas no son mucho mayores que los existentes en años previos al accidente nuclear.