Conforme el invierno llega al hemisferio sur, crece el temor de que el nuevo coronavirus se extienda en lugares ya azotados por otras enfermedades. Las científicas Elena Gómez Díaz y Nerea Irigoyen analizarán in vitro e in vivo lo que sucede si una misma célula o individuo son infectados a la vez por Plasmodium y SARS-CoV-2.
Un cribado computacional realizado por investigadores de la Universidad Rovira i Virgili entre más de 6.000 fármacos ha dado con siete que pueden inhibir la proteasa principal del coronavirus, esencial para su replicación. Dos antiinflamatorios de uso humano y veterinario, el celecoxib y el carprofen, ya se han probado in vitro como punto de partida para diseñar derivados más eficaces contra la COVID-19.
Un proyecto del CSIC estudia los microtúbulos, una estructura intracelular que podría ayudar a impedir el transporte del virus y a prevenir la hiperactivación del sistema inmunológico que desencadena la ‘tormenta de citoquinas’ durante el agravamiento de la Covid-19.
La Organización Mundial de la Salud ha informado de que suspende temporalmente los ensayos clínicos con hidroxicloroquina en pacientes de la COVID-19. El anuncio se produce solo unos días después de conocerse los resultados de un macroestudio que advertía de un incremento en los problemas cardíacos y en el riesgo muerte de los enfermos tratados con este fármaco.
Mientras la comunidad científica busca una vacuna y un tratamiento efectivo, otros se aprovechan del miedo de los pacientes para lucrarse. Terapias fraudulentas con células madre, MMS o falsos remedios para fortalecer al sistema inmunitario conviven en un entorno donde abundan las desinformaciones.
Un equipo del Instituto de Biotecnología de Pekín y de la firma china Cansino Biologics ha anunciado resultados prometedores en la fase 1 de su vacuna con 108 adultos sanos, tras 28 días de ensayos. Según los autores, la nueva vacuna es segura, bien tolerada y capaz de generar anticuerpos contra el SARS-CoV-2 en humanos. Los resultados finales serán evaluados en seis meses.
No estamos seguros. Sí, ha leído bien: no lo sabemos con certeza. Todos los datos disponibles hasta la fecha apuntan a que los animales domésticos han sido, como en otras ocasiones, víctimas colaterales y anecdóticas por ahora de esta crisis sanitaria. A perros, gatos y grandes felinos se unen visones, susceptibles al virus, y que podrían haber infectado a un trabajador de una granja. Pero faltan muchos datos para confirmarlo.
Si se usan con cautela, los estudios de inmunidad de la población pueden guiar la vuelta al trabajo y la estimulación de la economía, teniendo en cuenta sus limitaciones. Varios equipos científicos alertan de que hacen falta más investigaciones sobre la protección que otorgan los anticuerpos y su duración real. De lo contrario, se corre el riesgo de tomar decisiones basadas en información incompleta.
Un gran estudio observacional con más de 90.000 pacientes en 671 hospitales del mundo concluye que la cloroquina y la hidroxicloroquina, que el presidente estadounidense Donald Trump dice estar tomando para prevenir la COVID-19, no solo no mejora la condición de los enfermos, sino que causa problemas cardiacos y aumenta el riesgo de muerte. Los resultados se han publicado en la revista The Lancet.
La respuesta de nuestro sistema inmunitario al SARS-CoV-2 está llena de interrogantes. Un nuevo artículo muestra que los pacientes recuperados generan células de memoria, lo que da esperanzas para una vacuna. La sorpresa es que también las han encontrado en sangre de pacientes recogida antes de la pandemia. Su hipótesis, todavía preliminar, es que los resfriados por otros coronavirus podrían generar protección.