Científicos del Trinity College de Dublín en Irlanda han descubierto que una mutación genética en una sola especie puede desencadenar cambios drásticos en comunidades biológicas enteras. Estos cambios pueden ser tan importantes como los causados por la extinción de un depredador.
Un equipo científico ha analizado los restos fósiles de comida regurgitada de búhos –que incluye trozos de huesos, pelo y dientes sin digerir de pequeños mamíferos– para determinar los cambios en el ecosistema de la Gran Cuenca de EE UU durante los últimos 13.000 años. Según sus conclusiones, el proceso de calentamiento iniciado en el siglo XIX está ocasionando la perdida de la resistencia natural de los habitats, ya que las especies que han desaparecido no han sido sustituidas por otras nuevas.
Para dotar a los agricultores y demás agentes de una herramienta para evaluar el impacto de sus prácticas agrícolas sobre la salud de sus cultivos y suelos, el Instituto Vasco de Investigación y Desarrollo Agrario NEIKER-Tecnalia ha creado las nuevas ‘Tarjetas de Salud de los Ecosistemas Agrícolas-TSEA’. Estos manuales son una versión mejorada de las tarjetas creadas en los años 80 por el departamento de Agricultura de Estados Unidos.
Los erizos de mar, la almeja japónica y el cangrejo verde son bioindicadores adecuados para evaluar la calidad ambiental de las aguas. Según un equipo de investigadores de la Universidad de Cádiz, por su alta sensibilidad a la contaminación, estos organismos actúan como un sistema de alerta temprana al detectar sustancias emergentes como medicamentos.
Entender cómo respondieron las comunidades animales a cambios climáticos en el pasado puede ayudar a prever cómo van a reaccionar en el futuro. Una investigación de la Universidad Complutense y el Museo de Ciencias Naturales (CSIC), que publica la revista Scientific Reports del grupo Nature, ha estudiado el registro fósil de los roedores de la península ibérica y Francia del Mioceno para determinar los cambios en el paisaje y en el clima asociados a la fauna.
Un estudio del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) muestra que la extensión de la hierba submarina Posidonia puede haber disminuido un 38% desde los años 60. Los resultados, publicados en la revista Biological Conservation, desvelan que la cantidad de CO2 que captura este ecosistema es entre un 62 % y un 87 % del que se secuestraba en los años sesenta.
La conquista española del Perú, que comenzó en 1532, cambió el ecosistema litoral del noroeste de este país. Antes de esa fecha, las dunas estaban llenas de conchas desechadas por los habitantes locales, que ayudaron a estabilizar los montículos. Tras la llegada de los colonizadores, los nativos se desplazaron al interior y la forma de la costa cambió.
La Universidad de Oviedo acerca a pescadores, buceadores, estudiantes y público la realidad de las especies invasoras que pueblan el mar. La experiencia culminará con la creación de una red para la vigilancia medioambiental marina.
Hoy se cumplen 25 años de una de las mayores catástrofes medioambientales de EE UU. El petrolero Exxon Valdez encallaba el 24 de marzo de 1989 en el golfo de Alaska y como consecuencia 38.000 toneladas de crudo se vertían al mar. Sus consecuencias ecológicas, económicas y sociales perduran hasta nuestros días. Numerosos estudios detallan las secuelas aún tangibles de la tragedia.
Un trabajo del Instituto Español de Oceanografía (IEO), plasmado en cuatro artículos científicos, ha creado un nuevo modelo del ecosistema del golfo de Cádiz que identifica las especies clave y cuantifica el impacto de la actividad pesquera.