Después de que Andreas Lubitz estrellara el vuelo 9525 de Germanwings en mitad de los Alpes, en los medios se ha destacado que tomaba antidepresivos, un detalle que puede estigmatizar sin razón a miles de enfermos psiquiátricos: no se ha observado ningún vínculo entre su uso y la conducta agresiva. La controversia en torno a estos fármacos es permanente. El penúltimo ataque científico lo lanzó Peter Gøtzsche, reputado médico de la organización Cochrane, quien asegura que perjudican más que sanan. Pero las opiniones de otros expertos y los datos científicos cuestionan tan rotunda afirmación.