Un trabajo conjunto de las universidades de Castilla-La Mancha y León dirigido a comprobar si un sensor era óptimo para evaluar las técnicas que se emplean en preservación seminal ha conseguido unos resultados inesperados, útiles para comprobar la calidad de una muestra de esperma. El sensor, que mide la acidez de una parte del espermatozoide importante en la fertilización del óvulo, no pasó la prueba a la que fue sometido, pero puede tener otro destino más amplio: saber si el gameto está vivo o no.