La complejidad dinámica no sólo se observa en procesos en los que interactúan muchas variables. Sistemas con un reducido número de ellas presentan comportamientos cuya evolución no es posible predecir y en cuya aparente aleatoriedad la matemática ha encontrado cierto orden. Se trata, por ejemplo, de los atractores extraños, que fundamentan el concepto de caos.