El Ártico es una de las regiones del planeta más sensibles a los efectos del cambio climático global. Estudiar el fenómeno de las cascadas submarinas de aguas densas (en inglés, cascading) en el Ártico y su relación con el cambio climático es el objetivo de la campaña a bordo del buque oceanográfico RV Jan Mayen, al oeste de las islas Svalbard en el círculo polar ártico, que ha contado con un equipo de expertos del Grupo de Investigación Consolidado en Geociencias Marinas de la UB. La campaña forma parte del proyecto Hermione (Hotspot Ecosystem Research and Man's Impact on European Seas) del 7 º Programa marco europeo, dirigido a estudiar los ecosistemas marinos profundos y el impacto de la actividad humana en los fondos oceánicos.
Las ciudades que operan con transportes públicos tienden a crear una oferta superior a las necesidades del mercado.
Anémona atrapamoscas (Actinoscyphia sp.) descubierta en el Golfo de México a 1.500 metros de profundidad.
Conchas de Mitrella psilla (el tamaño real de las conchas recolectadas en junio de 2008 era de 5,4 mm en adultos y 2,2 mm en juvenil, la primera especie marina del Atlántico tropical que se muda al Mediterráneo.
La historia de la climatología en el Levante peninsular ibérico, en la que se alternan los períodos de sequía con las tormentas y temporales, se repite desde siglos atrás, por lo que es posible prever estos acontecimientos para poner en marcha técnicas con las que hacerle frente y minimizar su impacto.
Craig Venter, ayer en Valencia, enseña el material con el que se están recolectando los datos.
El estudio de las secuencias de datos de temperatura y salinidad más largas analizadas hasta ahora (desde 1900 a la actualidad), ha permitido confirmar el calentamiento progresivo de las aguas del Mediterráneo occidental. El estudio, realizado por investigadores del Instituto Español de Oceanografía (IEO) en colaboración con científicos del CSIC, ha sido publicado en la revista Journal of Marine Systems.
Los investigadores muestrearon más de 50 praderas de Posidonia en Baleares.
Científicos españoles han analizado datos de temperatura y salinidad del Mar Mediterráneo occidental entre 1943 y 2000 para estudiar la evolución de cada variable. Su investigación demuestra que, al menos desde los años ’40, el agua profunda se calienta de forma progresiva y se hace más salina, y que desde los años ’90 el proceso se ha acelerado.